jueves, 16 de febrero de 2012

MÁS ALLÁ DEL FRACASO (plantación de iglesias)


. MÁS ALLÁ DEL FRACASO

Si permitimos que los fracasos nos definan, éstos pueden arruinarnos; pero si manejamos adecuadamente el fracaso, puede ser lo mejor que nos suceda.
Por Mark Batterson
Durante más de una década he servido como pastor titular de National Community Church, una iglesia en Washington, D.C. Me agrada vivir en Capitol Hill. Pido a Dios el privilegio de pastorear una sola iglesia durante toda mi vida.
Pero he experimentado mi porción de desafíos, frustraciones, y fracasos.
Después de la graduación del instituto bíblico Central Bible College en Springfield, Missouri, asistí al seminario Trinity Evangelical Divinity School en Deerfield, Illinois. Mi sueño era establecer una iglesia en la zona de Chicago. Mi esposa y yo crecimos en Naperville, uno de los suburbios del oeste de Chicago. Me gusta el estilo de pizzas de Chicago. Y Michael Jordan todavía estaba jugando por los Chicago Bulls. ¿Por qué habría de querer estar en otro lugar? Así que formamos un núcleo, abrimos una cuenta bancaria, y elegimos un nombre para la iglesia. Aun delineé un plan de veinticinco años. Pero el grupo que formaba nuestro núcleo implosionó antes que pudiéramos celebrar nuestra primera reunión.
Todavía tengo preguntas sin respuesta acerca de esa primera fundación de iglesia. ¿Fuimos acaso llamados a fundar esa iglesia? ¿O Dios planificó el fracaso? ¿Estábamos fuera de tiempo? ¿O mi ineptitud o inexperiencia causaron el fracaso? Salí de esta experiencia con una definida convicción: a veces nuestros planes tienen que fracasar para que los planes de Dios tengan éxito.
Ese intento fallido de fundación de iglesia califica como una de las épocas más vergonzosas y desilusionadoras de mi vida. Yo no tenía idea de dónde ir o qué hacer. Y estaba en miserable condición emocional y espiritual.
Si permitimos que nuestros fracasos nos definan, pueden arruinarnos; pero si manejamos apropiadamente el fracaso, aprendemos lecciones muy valiosas. Estamos entonces menos propensos a aceptar el crédito, o a dar por sentados los éxitos posteriores. Descubrimos que aunque caigamos de plano, Dios está presente para levantarnos. El fracaso nos abre otras opciones.
Cuando murió el sueño de fundar una iglesia en Chicago, yo estaba dispuesto a ir a cualquier parte. Así, después de varios meses de orar y de buscar dirección de Dios, se abrió una puerta en Washington D.C. No teníamos vivienda ni garantía de un sueldo; pero por fe empacamos nuestras pertenencias y nos mudamos.
Estudio de Vineyard acerca del fracaso o progreso en la fundación de iglesias
Todd Hunter dirigió un significativo estudio mientras era director de fundación de iglesias en su denominación. A pesar del tiempo transcurrido, todavía son relevantes varios de sus significativos descubrimientos hechos en su estudio para las Iglesias de la Viña[Association of Vinyard Churches Church Pathology Report], en diciembre de 1986.
Hunter dividió su informe en dos categorías principales: “Informes de autopsias”, de iglesias que habían fracasado, e “Informes de iglesias exitosas”. Emplazamientos clave de asuntos que contribuyen grandemente al fracaso de la fundación de iglesias incluyen:
• La incapacidad del fundador para reclutar, movilizar, y nutrir a los obreros y líderes,
• La incapacidad del fundador para planificar con eficacia,
• La ineficacia del fundador para reunir nueva gente, y
• La ineficaz metodología de evangelismo del fundador.
Hunter concluyó que los fundadores de iglesias podrían corregir estos asuntos con instrucción y con experiencia en crecimiento de iglesias.
Hunter llegó a descubrir que la disposición del pastor fundador constituye la gran diferencia.
Los pastores que más luchan son pastorales más que emprendedores y carecen de habilidades de liderazgo. Los fundadores de iglesias de poco éxito están predispuestos a un acercamiento más pasivo al ministerio, que se enfoca en nutrir a los que vienen naturalmente a ellos antes que buscar agresivamente penetrar en la comunidad y reunir a los que podrían ser líderes para el Reino. Prefieren nutrir las relaciones existentes antes que reclutar, evangelizar, planificar, o hacer una investigación de su comunidad.
FACTORES DE PROGRESO
Por otra parte, de acuerdo a la investigación de la Vinyard, las iglesias que prosperan son dirigidas por pastores que trabajan duro, que tienen planes bien pensados, que tienen su enfoque en reunir nueva gente, y que pueden trabajar creativamente y resolver problemas. Estos pastores se empeñan en el evangelismo agresivo y el optimismo y la fe alimentan su pasión. Adicionalmente, estos fundadores tienen buenas habilidades sociales y asumen responsabilidad por el crecimiento de la iglesia, mientras imparten el valor de la iglesia a los miembros de su congregación.
Finalmente, Hunter descubrió también varios factores de progreso relacionados con las nuevas congregaciones. Las perspectivas de sobrevivencia en una iglesia disminuyen si en la etapa temprana la iglesia atrae a muchos cristianos nominales o a aquellos que vienen heridos, que no están dispuestos a cambiar y crecer o que son incapaces de hacerlo (es decir, los que van de iglesia en iglesia, los líderes que están agotados espiritualmente, los crónicamente heridos, etc.). También, puede reducir la salud y la sobrevivencia de la iglesia si los miembros iniciales no están dispuestos a buscar activamente a aquellos que son diferentes de ellos y a darles la bienvenida. La gente que no llega a acostumbrarse en la congregación y que se va porque nada de interés los retiene presentan un problema que hiere a las nuevas iglesias como también a las ya establecidas.
ED STETZER, de Alpharetta, Georgia, es fisiólogo y director del Centro de Investigaciones Misioneras en la Directiva de Misiones de Norte América, de la Convención Bautista del Sur. (Tomado con permiso de “Improving the Health and Survivability of New Churches”, Leadership Network.)
REUNIONES EN UN TEATRO
El primer fin de semana de enero de 1996, una tormenta de nieve barrió la Costa Este dejando nieve en cantidades impresionantes en la ciudad capital. Ese fue mi primer fin de semana como pastor de la National Community Church. Solo tres personas asistieron al servicio: mi esposa, mi hijo, y yo. Lo positivo es que tuvimos un crecimiento de 663 por ciento en una semana, cuando diecinueve personas asistieron el próximo domingo.
Rompimos varios axiomas sobre fundación de iglesias. Me dijeron que si uno no alcanza a cien personas en su primer año, o doscientas en el segundo año, nunca logrará romper esas barreras. Nuestro promedio de asistencia en el primer año fue de aproximadamente treinta y cinco personas. Con frecuencia comenzábamos los servicios con seis u ocho personas de asistencia. Yo cerraba los ojos durante la adoración porque era deprimente si los abría. Pero no perdía el sentido de destino. Yo sabía que Dios nos había llamado, y estaba seguro de que algo bueno ocurriría. Pero no sabía que la buena cosa sería algo que yo percibía como malo.
En el otoño de 1996, cerraron la escuela pública donde nos habíamos estado reuniendo a causa de infracción a la ley de incendios. La National Community Church pudo fácilmente haber llegado a ser un fracaso en fundación de iglesias. Comenzamos a buscar opciones de lugar para reunirnos. Cada puerta estaba cerrada, excepto una: los salones de cine en la Union Station [Estación La Unión].
En retrospectiva, es difícil imaginar una cabeza de playa espiritual más estratégica que la Union Station. Veinticinco millones de personas pasan cada año por esa estación de trenes, constituyéndola en el destino más visitado en Washington D.C. Tenemos nueve teatros, cuarenta patios de comida, y una playa de estacionamiento. Hasta tenemos nuestro propio sistema de ferrocarril subterráneo que deja y toma gente frente a nuestra puerta. Si Dios no hubiese cerrado la puerta de la escuela pública, no hubiésemos estado buscando una puerta abierta en el teatro.
Debo mencionar una nota histórica. El día en que firmé el contrato de alquiler por el cine en la Union Station, compré un libro acerca de esta gran estación ferroviaria (Union Station: A History of Washington’s Grand Terminal). Deseaba saber la historia acerca de la Estación. El 28 de febrero de 1903 el presidente Teodoro Roosevelt firmó el Decreto del Congreso que permitía la creación de la Union Station. El decreto establecía: “Un acto del Congreso para crear una Estación La Unión, y para otros propósitos.”
Roosevelt pensó que estaba construyendo una estación de trenes, pero Dios sabía que años más tarde esta estación ferroviaria estaría sirviendo sus propósitos por medio del ministerio de nuestra iglesia.
EN MEDIO DE LA PLAZA DEL MERCADO
Me inicie en la fundación de esta iglesia con la mentalidad tradicional: hacer los cultos en lugares alquilados hasta que uno pueda comprar o construir un edificio para iglesia. Pero experimenté un cambio paradigmático. Comprendí que pasaría mucho tiempo antes de que pudiéramos siquiera pensar en comprar o construir. Las propiedades costaban diez millones el acre. Y me vino a la cabeza este pensamiento: ¿Por qué habría de construir un edificio para iglesia cuando tenemos un auditorio completo, con pantallas, sillas cómodas, y sistema de sonido ambiental? Además, ¿cuántas iglesias tienen un patio de comidas, un gran lugar para estacionar vehículos, y un sistema de trenes subterráneos? Tener la iglesia en la plaza del mercado llegó a ser parte de nuestro ADN espiritual.
Yo caminaba rumbo a casa desde la Union Station y tuve una visión en la esquina de las calles Quinta y F, en el NE. No hubo coros angelicales ni graffiti sobre la acera; pero en el ojo de mi mente pude ver un mapa del Metro, el sistema de trenes subterráneos. Tuve la visión de reuniones de nuestra iglesia en teatros en las paradas del Metro por toda la zona de Washington D.C.
Con el tiempo iniciamos reuniones en nuestra segunda ubicación, en un teatro en el Centro Comercial Ballston en Arlington, Virginia. Desde entonces hemos abierto otros dos lugares de culto en teatros: en Georgetown (Washington D.C.) y Alexandria, Virginia.
Juntamente con nuestras cuatro ubicaciones en teatros, nuestra iglesia también posee y maneja la mayor cafetería en Capitol Hill. En 2008, Ebenezer fue considerada la mejor cafetería en la zona del Metro de Washington D.C. por laAOL CityGuide.
La pasión era sencilla: crear un lugar donde la iglesia y la comunidad cruzaran sus caminos. Jesús no sólo fue a la sinagoga; Él estuvo en los pozos. Los pozos no eran solamente un lugar de donde extraer agua. En la cultura de la antigüedad los pozos eran lugares de reunión. Las cafeterías son los pozos de la postmodernidad.
No sólo tenemos contacto con centenares de clientes diariamente; también tenemos dos servicios nocturnos los sábados en salones adyacentes. Todas las ganancias de la cafetería van a misiones.
CINCO LECCIONES
He aquí lecciones que aprendí en la jornada de fundación de iglesias.
1. AMPLÍE SU PERSPECTIVA
Si usted tiene una perspectiva de corta distancia, vivirá en perpetuo desaliento. Cuando me siento desalentado, es porque he enfocado mi atención en algo que me hace sentir frustrado. Necesito ampliar mi panorama y mirar el cuadro general. Necesito recordarme que hace dos mil años Jesús murió en la cruz por mis pecados, y también necesito traer a mi mente el futuro que tengo. Eso me ayuda a recalibrarme espiritualmente. ¿Por qué me empeño en lo que estoy haciendo? Necesito volver a conectarme con el llamamiento inicial que Dios colocó en mi vida, y necesito recordar que mi compromiso es de larga duración.
El crecimiento requiere de tiempo. Dios no le bendecirá más allá de la capacidad que usted tenga de manejar las cosas. A Él le interesa menos lo que usted está haciendo y más lo que usted está llegando a ser. Mientras más tiempo tenga usted que esperar, mayor será el aprecio que experimente. Nuestra cafetería, por ejemplo, es el subproducto de ocho años de oración, planificación, y construcción.
El crecimiento de la iglesia no es lo primordial, sino el crecimiento personal de usted. Si está creciendo personalmente, la iglesia que dirige crecerá en forma corporativa.
He aquí una ironía del crecimiento de la iglesia. Los domingos que predico de forma explosiva y pienso que cada visitante llegará a ser miembro de la iglesia esa semana, nadie vuelve. Luego, el próximo domingo predico un mensaje que me decepciona y me siento con ánimo de enviar un correo electrónico de queja a mí mismo. Entonces la gente se salva y todas las visitas vuelven.
2. COMETA ERRORES
Todo fundador de iglesias lucha con el temor de fracasar. La cura para eso no es el buen éxito. La cura es fracasar en pequeñas dosis, casi como las inyecciones contra la alergia, para que usted desarrolle inmunidad.
El fracaso tiene un efecto de liberación. Usted se da cuenta de que Dios está allí para levantarlo y sacudirle el polvo. Y eso lo mantiene humilde.
Un valor esencial de la National Community Church es este: todo es un experimento. Si el reino de Dios tuviera departamentos, nosotros trabajaríamos en el de Investigación y Desarrollo. Me siento impulsado por una firme convicción: hay maneras de conducir la iglesia en las que nadie ha pensado todavía. Pero eso significa que necesito cometer algunos errores. Debo llegar al punto en que me sienta más temeroso de perder oportunidades que de cometer errores.
No tengo problemas con que el personal cometa errores; pero no quiero que cometan los mismos errores una y otra vez. Los errores significan que usted está probando nuevas cosas, y esa es la manera de seguir creciendo como líder.
3. DEJE DE COMPARARSE CON OTROS
Soy competitivo. No me gusta perder un juego de salón con mis niños. Pero le he pedido a Dios que santifique mi ánimo competitivo y que lo use para sus propósitos. Con mucha frecuencia nos comparamos con otros pastores y consideramos a otras iglesias como la competencia.
Los líderes saludables tienen la mente puesta en el Reino. Yo no tengo que ser todas las cosas a toda la gente, porque no somos la única iglesia en la ciudad. Se necesitan toda clase de iglesias porque hay toda clase de personas. Celebremos nuestras diferencias siempre y cuando estemos predicando el evangelio.
Usted se puede comparar con alguien que no es tan dotado como usted, y eso resultará en orgullo, o puede compararse con alguien que es más dotado que usted y eso resultará en celos. En cualquier manera, usted pierde.
Parte del desafío del liderazgo consiste en descubrir lo que usted es. La otra cara de la moneda es descubrir lo que no es. Luego usted se rodea de personas que pueden compensar sus deficiencias. Tempranamente en el ministerio su nivel de capacidad determinará su influencia; pero con el tiempo sus capacidades tendrán menos que ver con su influencia. Su influencia estará determinada por las capacidades de las personas que trabajan con usted. Por eso, el desarrollo del liderazgo y la contratación de personal son capacidades sumamente importantes.
Si usted no tiene una visión claramente definida, tratará de ser todo a todos. Muchos pastores son contorsionistas. Tratamos de satisfacer todos los caprichos y deseos de todo aquel que pase por nuestra puerta.
Hace años memoricé algo que dijo Abraham Lincoln y que ha llegado a ser como una mantra de liderazgo: “Usted puede complacer a toda la gente en ciertas ocasiones, a algunas personas en todo tiempo, pero no puede complacer a todos en todo tiempo.”
4. SIGA APRENDIENDO
Un estudiante que hacía prácticas en la iglesia me preguntó: “¿Cuál es la clave para prosperar en el ministerio?”.
Le respondí: “Sigue aprendiendo.”
Los líderes son aprendices. Parte de lo que los impulsa es una santa curiosidad, y son suficientemente humildes como para admitir su falta de conocimiento.
Uno de mis temores es llegar a ser un sistema cerrado. Uno deja de llevar a cabo el ministerio en base a imaginación y comienza a hacerlo de memoria. Usted deja de crear el futuro y comienza a repetir el pasado. Deja de guiar y comienza a manejar.
Dos cosas me han ayudado a permanecer como un sistema abierto. Primero, los libros me proporcionan nuevos impulsos; también trato de hacer tanto reconocimiento como me es posible. Asisto a conferencias y visito otras iglesias para obtener ideas nuevas. Eso me ayuda a mantener una perspectiva saludable respecto de nuestra iglesia.
5. DISFRUTE EL VIAJE
Cuando me entrevistaron para obtener credenciales, un pastor del comité de credenciales me preguntó: “Si tuviera que describirse en una palabra, ¿cuál sería?”
Yo dije: “Motivado”. En ese momento pensé que era una gran respuesta. Ahora no estoy tan seguro.
Mi meta como fundador de iglesias era ser pastor de mil personas antes de cumplir los treinta años. No hay nada de malo con fijar metas numéricas en el servicio a Dios si el motivo es correcto. El tamaño de nuestros sueños es un muy buen barómetro de madurez espiritual. Pero el problema con esa meta en particular es que yo estaba más preocupado de los números que de la gente. Nosotros plantamos y regamos; Dios es quien da el crecimiento (1 Corintios 3:7).
Estoy tan orientado hacia el futuro que con frecuencia dejo de apreciar la senda. Pero el Señor puso muy tempranamente en mí esta impresión: Sé el mejor pastor que puedas ser, aquí y ahora. Esto es como ser padre. Usted debe disfrutar cada edad y cada etapa de sus hijos. El ministerio es difícil. Pero nunca debemos olvidar el impresionante privilegio de ser parte del plan redentor de Dios para el planeta tierra. Los sacrificios que hacemos pagarán eternos dividendos.

Mark Batterson es pastor de National Community Church (Asambleas de Dios) en Washington, DC

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