viernes, 31 de diciembre de 2010

¿QUE CLASE DE SER HUMANO SOY?

                             ¿QUE CLASE DE SER HUMANO SOY?
M
enuda pregunta ¿verdad? ; comenzó a hacerme cosquillas en el corazón, después de leer a Alberto Magno, para quien hay tres plenitudes: La del vaso que retiene y no da nada, la del canal, que da y no retiene, la de la fuente, que crea, retiene y da.
            Y entonces comprendí que hay seres humanos Vaso, cuya única ocupación es almacenar virtudes, ciencia y sabiduría, objetivos y dinero,
Son aquellos que creen saber todo lo que hay que saber; tener todo lo que hay que tener, y consideran su tarea terminada cuando han concluido su almacenamiento. No pueden compartir su alegría, ni poner al servicio de los demás sus talentos, ni siquiera repartir sabiduría.  Son extraordinariamente estériles; servidores de su egoísmo; carceleros de su propio potencial humano. 
Por otro lado existen los seres humanos Canal, son aquellos que se pasan la vida haciendo cosas. Su lema es: “producir, producir y producir”. No están felices sino realizan muchas, muchísimas actividades y todas de prisa sin perder un minuto. Creen que estar al servicio de los demás, fruto de su neurosis productiva, cuando en realidad su accionar es el único modo que tienen de calmar sus creencias. Dan, dan y dan, pero no retienen.  Siguen dando y se sienten vacíos.
Pero también podemos encontrar seres humanos Fuente, que son verdaderos manantiales de vida. Capaces de dar sin vaciarse, de regar sin decrecer, de ofrecer su agua sin quedarse secos. Son aquellos que nos salpican “gotitas” de amor. Confianza y optimismo, iluminando con su reflejo nuestra propia vida,
La manera más poderosa de activar tu deseo por el bien es darte cuenta de que ser bueno es una necesidad fundamental de la naturaleza humana. Todos nosotros queremos ser buenos, el sentido común nos dice que es una obligación, y si hacemos el esfuerzo correcto, Dios, ciertamente, nos ayudará a conseguirlo. 

sábado, 11 de diciembre de 2010

UN LLAMADO A LA ANGUSTIA. (DAVID WILKERSON)

Por David  Wilkerson.

1. Abran sus biblias en el libro de Nehemías, por favor, y déjenlo abierto ahí en el curso de mi mensaje esta noche. Yo tendría necesidad de predicar esto si creyera que mi propia carne me dice que predicara este mensaje tan pesado. En los meses pasados ha habido momentos en los que vengo al Señor diciéndole: Señor: ¿No me puedes dar un mensaje alegre?...pero no puedo. Tal vez Dios me esté hablando a mí, tal vez no sea para ti, pero es un llamado a la angustia.
Señor, si tú no me ayudas, no puedo hacer esto, no puedo Señor, ya estoy viejo para los juegos y para la insensatez y estoy cansado de la retórica sin significado, que nunca cambia las cosas. Señor, sólo ayúdame, ayúdame. Hermanos: estoy cansado de escuchar sobre avivamientos, sobre despertamientos, sobre el derramamiento del Espíritu Santo en los últimos días. He escuchado esa retórica por 50 años, sólo retórica sin significado. Estoy cansado de oír a la gente de la iglesia que quieren que sus seres amados se salven. Estoy cansado de que la gente diga: “estoy preocupado por mi matrimonio”, cuando sólo es por hablar…retórica. No quiero escuchar ya más de cuánto se ha desmoralizado América, de que nuestra sociedad está sin Dios, de lo corrupto de nuestros negocios. Estoy cansado de oír que el Islam está tomando el control y los cristianos nos estamos quedando sin poder; de qué tan muerta se ha vuelto la iglesia, porque eso también es retórica insignificante. Basta de nuestros congresos de “Cómo lograr…”, porque no logran nada!. Cómo sobrevivir, cómo tener una iglesia más grande, cómo alcanzar a los perdidos, cómo mejorar los talentos de la gente y de cómo impactar en esta era de la informática. Veo el escenario religioso de hoy y todo lo que veo son invenciones de ministerios de hombres y de la carne; la mayoría sin poder, no tienen  impacto sobre el mundo. Y veo que el mundo impacta más a la iglesia, que lo que la iglesia impacta al mundo. Veo la música tomando el control en la casa de Dios; veo el entretenimiento tomando el control en la casa de Dios. Hay una obsesión con el entretenimiento en la casa de Dios. Hay un odio hacia la corrección y hacia la represión; ya nadie quiere escuchar más de eso.
¿Cuántas iglesias has visitado últimamente que cuando entras el Espíritu Santo está tan fuerte que cada uno de tus pecados están expuestos delante de ti, por la gracia amorosa de Dios?
¿Cuándo fue la ultima vez que fuiste a la iglesia y los jóvenes estaban bajo tal convicción porque el pueblo de Dios había estado sobre sus rostros y hubo una agonía tal que los jóvenes estaban cayendo sobre sus rostros clamando a Dios porque un espíritu de convicción había venido desde el cielo sobre ellos?. ¿En cuantas iglesias has estado últimamente donde escuchas una palabra que arde en tu ser y sabes que viene del cielo, del corazón de Dios? Espero que la escuches aquí.
¿Qué ha sucedido con la angustia en la casa de Dios?. ¿Qué pasó con la angustia en el ministerio?. Es una palabra que no escuchas en esta era tan complaciente, No, ¡No la escuchas! Angustia significa dolor profundo y ansiedad. Las emociones se convierten en algo doloroso, un dolor interior agudo por las condiciones en que te encuentras o por las que ves a tu alrededor. ¡Angustia, dolor profundo, tristeza y agonía del corazón de Dios. Nos hemos aferrado a nuestra retórica religiosa y a nuestras conversaciones de avivamiento, pero nos hemos vuelto cada vez más pasivos. Nuestros llamados “despertares” sólo son meneos y tienen  muy poca duración, y cuando vienen esos despertares pequeños de parte de Dios, en medio de ellos le decimos a Dios que nunca regresaremos a nuestra pasividad, pero no pasa mucho tiempo, semanas, meses, cuando ya estamos de vuelta más atrás en nuestra pasividad que cuando empezamos. Lo hablo por experiencia. Y decimos, “Dios, Esta vez me has tocado de por vida, ya nunca seré igual” y seguimos con esos juegos pirotécnicos; mucho ¡bum! y mucho ruido y luego muere. Toda pasión verdadera nace de la angustia. Toda pasión verdadera por Cristo nace de un bautismo de angustia.
Vas a la Escritura y encontrarás que cuando en algunas circunstancias Dios estaba determinado a arreglar una situación arruinada, se buscaba a un hombre de oración y lo llevaba a las aguas de la angustia; compartía su propia angustia por lo que Dios veía que le estaba sucediendo a su pueblo y encontraba a un hombre de oración y tomaba a ese hombre y literalmente lo bautizaba en angustia. Lo encuentro en el libro de Nehemías. Jerusalén estaba en ruinas. Este era el centro del interés de Dios en aquel tiempo. La ciudad santa estaba en ruinas y llena de iniquidad, se estaban casando con los paganos, y estaban esclavizando a los pobres de su mismo pueblo. La casa de Dios estaba contaminada con basura, el sumo sacerdote mantenía una relación indebida con Tobías, un pagano, un depravado. Y, ¿cómo es que Dios va a solucionar esto, cómo va a restaurar las ruinas? ¿Cómo lo hace? ¿Qué hace?. Verán, nosotros hoy enfrentamos una situación muchas veces peor. Un tiempo donde de acuerdo a la profecía de Jesús, el hombre va de mal en peor y eso está sucediendo. La iglesia está profanada con la pedofilia, abuso de niños, incesto., adulterio. Una nación que está en un deslave de inmoralidad inundada de basura pornográfica que es la vergüenza del mundo entero. Y ahora el CON Film Festival, según el New York Times, hay una nueva película que está a punto de llegar a Estados Unidos, donde niños de 13 y 14 años están teniendo relaciones sexuales inimaginables con adultos. Y dicen que es el orgullo del festival, que se han rebasado las expectativas y que América está lista para esto.
 2 La ruina y el caos moral están irrumpiendo también en la casa de Dios. ¿De qué otra forma puedes explicar que cada vez más  cristianos van a la casa de Dios y miran en HBO, un programa que yo nunca he visto porque no tengo TV, pero lo leí en el NY Times hoy, un programa llamado Los Sopranos. Este es un grupo de mafiosos que matan, hay sexo gratuito, engaño, mentira, mafia. Y tenemos a millones de cristianos en los EE UU juntándose y hablando del próximo episodio y están adictos. ¡Adictos!. Algunos de los que están escuchándome ahora saben que ese es su programa favorito… ¡Sin risas, esto es de vida o muerte!. ¿Viniste esta noche y levantaste las manos y cantaste y gritaste y te la pasaste bien, y sabes que has estado viendo esta basura?
 Yo creo en el amor de Dios, yo he predicado la misericordia y la gracia, amor, amor de pacto y creo en predicar la bondad de Cristo; pero multitudes hoy día están siendo saturadas con mensajes de “tu estás bien”. Tenemos a gente ahora que está convirtiendo la gracia de Dios en lascivia. Nos hemos convertido como los hijos de Israel que dijeron las palabras correctas, pero oigan lo que dijo Dios de ellos. “He oído las palabras de este pueblo, han dicho bien todo lo que han hablado, pero, oh, si hubiera tal corazón en ellos que me temieran y guardaran mis mandamientos, para estar en paz con ellos y sus hijos”. Tienen las palabras correctas, cantan las canciones precisas, pero su corazón no está bien. Nehemías, cap.1, versos 1 al 3. 1“Palabras de Nehemías, hijo de Hacalías.  Aconteció en el mes de Quisleu, en el año 20, estando yo en Susa, capital del reino, 2 que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. 3 Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia están en gran mal y afrenta y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. 4. Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos”. 
He aquí las palabras, una delegación de la arruinada ciudad de Jerusalén que vino a Nehemías y le dijeron: “Jerusalén está destruida, los muros están caídos, es pura ruina”. Yo creo que estos hombres eran hombres de Dios, eran hombres buenos, pero no tenían ninguna idea de cómo Dios iba a lidiar con la situación, cómo iba a traer la recuperación. No tenían idea de lo que Dios iba a hacer. Lo único que podían ver era ruina, quebrantamiento, desolación y desesperanza. Verso 4: “Cuando oí estas palabras, me senté y lloré e hice duelo por algunos días y ayuné y oré delante del Dios de los cielos”. ¿Ves?, Dios encuentra a un hombre de oración y lo lleva a bautizar en las aguas de la angustia, ese hombre es llevado a la angustia. Y verso 6: “esté ahora atento tu oído para oír la oración de tu siervo que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel, tus siervos y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti, sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado” Ahora mírenme, Nehemías no era un predicador, era un profesional, era copero del rey, estaba en una situación cómoda, estaba en la realeza, tenía sirvientes, pero era un hombre de oración. Y Dios encontró a un hombre que no solo tendría un destello de emociones, o un gran estallido de preocupación y luego lo dejaría morir. Él dijo, “no, yo me quebranté, y lloré e hice duelo y ayuné y luego comencé a orar día y noche. Cuando oí, lloré”. ¿Por qué es que ninguno de los otros hombres que eran hombres de Dios, (porque luego  se le dio el gobierno de la ciudad a Hannani) no tuvieron una respuesta? ¿Por qué Dios no los usó en restauración?, ¿Por qué no tenían una palabra? ¡Porque no había señal de angustia!, ningún lamento, ninguna oración. ¡Todo estaba en ruinas! Eso era todo lo que ellos podían ver. ¿Te importa eso a ti ahora?, ¿Realmente te importa algo que la Jerusalén espiritual de Dios, la iglesia esté ahora casada con el mundo, qua hay una frialdad que está barriendo la tierra? Hay tanta gente que conozco, que eran mis amigos y van, esposos y esposas cayendo en la pasividad. Van a las iglesias en las cuales puedan escuchar mensajes suaves, ya no quieren escuchar nada de la ira, o de la corrección. Veo caer por el desvío a algunos de mis amigos más cercanos; los veo. ¿Realmente interesa? Aún más cerca que eso, ¿nos interesa la Jerusalén de nuestros propios corazones?. La señal de la ruina es que se está drenando lentamente el poder espiritual y la pasión. Ciegos a la tibieza, y ciegos a la mezcla que se está infiltrando. Cuando la ceguera espiritual llega muy pocos la reconocen, es la última cosa que reconoce un hijo de Dios.
Si yo como pastor te conociera personalmente y estuviera viendo tu vida y como pastor de la iglesia viniera a ti y te dijera: “te amo, pero tengo que decirte la verdad; estás cambiando, no eres lo que eras, algo del mundo te ha cautivado el corazón, no sé si es la TV, no sé qué es, pero lo que sea posee tu corazón y veo cambios en ti. No veo el quebrantamiento, no veo la compasión que alguna vez tuviste por tu familia, no veo una preocupación por tus seres queridos que no son salvos. Estás cambiando, poco a poco; algo te está sucediendo. Te pondrías de rodillas cuando la ruina de la cual no estás consciente de repente es traída frente a tus ojos.
Para decirte la verdad, le doy gracias a Dios por la unción y los cantos de esta noche, le doy gracias a Dios por las alabanzas de esos corazones santificados viviendo en el pacto con el Señor; pero la verdad es que, con toda honestidad, muchos de nosotros estamos cambiando y ni siquiera lo hemos notado. Han perdido las ganas de pelear. Cuando lees el libro de Josué, es casi un libro de derrota porque perdieron su corazón, sus ganas de pelear. Eso es lo que el diablo quiere hacer, quitarte y matarte las ganas de pelear, para que ya no pelees en oración, para que ya no llores delante de Dios, para que puedas quedarte frente el TV y ver que tu familia se va al infierno.
 3 Déjame  preguntarte, ¿lo que he dicho ha traído convicción a tu vida, o te ha entrado por un oído y salido por el otro?. Cuando un pastor viene y te dice: “No sé quién eres, pero el Espíritu Santo me está diciendo ahora mismo que estás cambiando, poco a poco estás perdiendo el amor de Dios, el amor de Cristo!. Poco a poco estas cosas están haciendo mella. ¿Por qué creen que sus pastores les advierten acerca de la TV. ¿Creen que nosotros tenemos placer en la carne? A mí no me trae placer el que tú vengas y me digas que escuchaste mi mensaje y botaste tu TV. Eso no le trae placer a ningún pastor. Nosotros damos cuentas porque velamos por sus almas. Estas cosas se infiltran. De repente los muros de Jerusalén se caen y las ruinas se establecen. ¿Realmente te importa que tus seres queridos no salvos se estén muriendo mientras nos aproximamos más cerca del final? ¿Realmente te preocupa que se mueran y vayan al infierno? Aunque seas un amante de Cristo, ¿dónde está la angustia, dónde están las lágrimas, dónde está el lamento, dónde el ayuno? Ahora, sé que muchos de ustedes sí ayunan y oran en quebrantamiento delante del Señor, pero estoy hablando del Cuerpo de Cristo en general. ¿Dónde quedó el despertarse en medio de la noche? Nehemías dijo “Día y noche comencé a orar”¿Dónde quedó la confesión de tus pecados y el confesar los pecados de tus hijos delante del Señor?, porque eso es exactamente lo que Nehemías hace. Él confiesa sus pecados y los pecados de todo su pueblo y le dice a Dios HEMOS pecado. Cuando Nehemías escuchó de la destrucción, él nunca preguntó: “¿por qué?” ¿Por qué este Dios justo y santo permite que su ciudad se vaya a la ruina, por qué fueron dispersados tantos, por qué fueron asesinados tantos? Él no hizo las preguntas que América se hace hoy, ¿por qué permitió Dios que cayeran las torres y que murieran 2000 personas, cómo?  (faltan algunas palabras)  Dios no tuvo nada que ver con esto, No le echen la culpa a Dios. Vamos a Daniel y les voy a decir que esto fue Dios permitiendo que América fuera despertada. Dios no lo hizo, pero no detuvo los planes del enemigo porque tenía un propósito mayor. Fue por su amor por América que estaba por irse a un infierno eterno. Voy a bajar mi voz para que no pienses que estoy enojado. Daniel 9:5 “…hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente…” (no dirás eso de América) y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas 6 No hemos obedecido a tus siervos los profetas que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. En otras palabras, el gobierno fue avisado por hombres justos. 7 Tuya es, Señor la justicia y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti. 8 Oh Señor, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque contra ti pecamos. ¿Por qué? Porque contra ti pecamos. 9 De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra Él nos hemos rebelado. 10 y no obedecimos la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que Él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas. 11 Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz, por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios, porque contra Él pecamos. 12 Y Él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal, pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén. 14 Por tanto, Jehová veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho, porque no obedecimos a su voz”.  
Ahora déjeme regresar a mi mensaje. Hay una gran diferencia entre angustia y preocupación. Dios ha estado tratando conmigo acerca de esto. El preocuparse  es algo que te interesa, un proyecto en el cual te quieres involucrar; algo que toma tu atención y usualmente viene a través de un estímulo emocional. Sabes, puedes oír como lo hicimos el domingo pasado, de Sudáfrica y de cientos de miles que mueren de sida y los niños, y lo que oímos de una hermana esta tarde de los miles de niños muriendo en Calcuta, India, y puede conmovernos y ponernos emocionales y te preocupas mucho, pero hay una diferencia entre preocupación y angustia. Porque puedes amarrarte a una causa, puedes emocionarte por ello, o por un proyecto; puedes hablar de ello, puedes publicarlo y darlo a conocer, apoyarlo, organizarlo y ponerle mucho esfuerzo. Pero déjame decirte algo: he aprendido en todos mis años, 50 años de predicar, si no es nacido de angustia, si no es nacido por el Espíritu Santo, he aprendido de la ruina que te llevó a tus rodillas, te llevó a un bautismo de angustia donde buscaste y oraste a Dios. Esta iglesia nació en angustia. Seis meses de angustia…lágrimas. En un pueblo campesino de Pensilvania, donde el pastor de una iglesia pequeña clamaba: “Oh Dios!, estoy seco y vacío y hay más que esto, pero si esto es todo lo que  el Espíritu Santo es, entonces no lo quiero. Había tanta desesperación, semanas y semanas clamando al nombre del Señor, confesando mi propia mortandad y sequedad; y luego, finalmente viniendo para reuniones en las calles aquí en la ciudad, caminando las calles, llegando a la 42, y viéndolos vender un tipo de heroína que te mataba, ellos decían: “tengo lo bueno, te matará”. Y recuerdo que me quebranté y no me importaban las multitudes que pasaban por mi lado, me senté sobre un hidrante al lado del edificio y lloré!  ¡Yo estaba en angustia! ¡En angustia a 4 cuadras de aquí, en Broadway, llorando, clamando y gritando. NO estaba buscando un ministerio, no quería construir una iglesia; estaba sintiendo el dolor de Dios por una ciudad perdida. La misma agonía que sentí años antes cuando empezó Reto a la Juventud.
4 Nunca he tenido nada que fuera de valor para Dios en mis 50 años que no fuera dado en agonía, ¡Nunca!, Nunca!. De otra manera, todo fue en la carne, en la carne. He estado alrededor del mundo escuchando el clamor de pastores, muertos y vacíos, algunos engañando a sus esposas como animales y escuchar “No he orado en meses, en 6 meses”. Y yo sé que un sermón no hará que funcione, ni una revelación, ni un pacto lo hará. Yo sé ahora, vaya que si lo sé, hasta que esté en agonía hasta que he sido angustiado por ello. Estoy predicando sermones, Oh Dios, estoy predicando sermones, y luego digo, es muy tarde, no tengo tiempo; y todos nuestros proyectos, y todos nuestros ministerios, todo lo que hacemos, ¿dónde están los maestros de escuela dominical que lloran por los jóvenes que ellos saben que no escuchan y que se irán al infierno?. A donde quiero que voy alguien tiene un proyecto, un plan o un sueño. Es todo lo que es, una idea. No vinieron a mí con un corazón quebrantado, no vinieron a mí después de horas de ayuno y oración, ni con un corazón sensibilizado. Es sólo una idea, estoy harto de eso. ¡Sabes? Una vida de oración verdadera comienza en un lugar de angustia; en un lugar donde las decisiones de por vida son tomadas. Si tú dispones tu corazón a orar, Dios va a venir y a compartir su corazón contigo; va a abrir su corazón y te voy a decir algo: hay dolor en su corazón. Pero Él ve y hay tan pocos que escuchan. Te va a mostrar la condición de su iglesia, te va a mostrar la condición de tu propio corazón y te va a hacer una pregunta: ¿Cuánto te importa,? ¿Cuánto? Y ese siervo en angustia, tiene que tomar una decisión. Y todos aquí esta noche van a tener que tomar una decisión, yo tendré que hacerlo. O te levantas de tu lugar de angustia, te sales de las aguas bautismales de la angustia y dices: “No soporto esto, apenas puedo con lo que tengo, no lo quiero. Dios, tengo suficiente, solo quiero ser un cristiano ordinario, no quiero llevar ese tipo de carga. No quiero llorar más por mi familia, Señor, lo voy a tomar por fe”. 
Tienes que tomar una decisión, si Él viene y te dice: Si vas a llevar mi carga, si vas a ser un instrumento de restauración; si estás esperando que alguien más sea un instrumento para salvar a tu familia o para hacer tal obra, estás equivocado. He consumido  tu corazón y te he dado mi corazón y te he abierto mi angustia y te hecho sentirla y compartirla para llevarte de rodillas porque es allí donde te daré mi palabra de dirección. Eso fue lo que le sucedió a Nehemías; eventualmente salió de las aguas; las aguas de la angustia con una palabra clara que nadie podía rechazar. Trajo a la nación y a la ciudad a sus rodillas. Encuentras eso en el Cap. 8 de Nehemías. O te retiras y regresas a tu pasividad y dices, “solo voy a ser un cristiano ordinario” y no hay tal cosa. O tu corazón comienza a clamar: “Oh Dios, tu nombre está siendo blasfemado, el Espíritu Santo está siendo burlado. El enemigo está tratando de destruir el testimonio de la fidelidad del Señor y algo tiene que hacerse al respecto; no puedo seguir sin ser confrontado.”
Regresemos a esas palabras: “Cuando oí estas palabras, que Jerusalén había sido destruida…” Si él hubiera creído esa teoría que la necesidad representa un llamado, ¿saben qué hubiera hecho? Hubiera dicho: Señores, espérenme, voy a empacar mis cosas; denme uno o dos días; este es el tipo de reto que es mi pasión, me encanta. Vamos, hagámoslo, sin angustia, sin ayuno, sin oración, sin quebrantamiento, sólo hagámoslo. No se hubiera hecho nada, los muros no se hubieran reconstruido. Cualquier cosa que intentes hacer sin este bautismo de angustia, caerá, no va a funcionar. Aquí está algo que una hermana me escribió la semana pasada: “Hermano Dave: estoy hambrienta por el Señor, estoy cansada de reuniones de “como lograr”; todo es pantalla espiritual. Se me notifico de un congreso de mujeres, que iba a ser una gran experiencia espiritual. Así que fui con un grupo de hermanas. Había unas 15.000 mujeres. Me horroricé la primera noche cuando inauguraron el evento con una comedia, y fue de mal en peor, fuimos engañadas por los líderes. No hubo ni una oración, ni una mención de oración. Fue una farsa! Y estoy tan vacía como nunca antes. El profeta Amós clamaba a tales: “Ay de los reposados de Sion, comiendo, cantando, y no se afligen por el quebrantamiento de José”. En la raíz original del hebreo dice: No están agonizando en oración por la ruina de Israel. No están agonizando, no están angustiados por las condiciones. ¿Comedia? Sí, ¿Cantando? Sí, ¿Comiendo? Sí, compañerismo, buen tiempo? Sí. ¿Lloro, angustia, oración, ayuno? NO, NO, NO!, porque  No toleramos eso. Les voy a decir algo: de este bautismo de angustia brota algo maravilloso que sucede a aquellos dispuestos a someterse a ello. El conocimiento inmediato de la voz de Dios, instantáneamente. Si no tienes un historial de oración, si no tienes esta disposición de compartir el corazón de Dios, lo obtienes al pedírselo. Él dice:” yo doy, yo estoy más dispuesto a dar que recibir, esto es algo que pediste”. Y yo digo: “Oh Dios, yo quiero dar el paso y quiero conocer tu corazón”. Y cuando tú comienzas a buscar su rostro y le permites derretirte, y quebrantarte, llegas a tal comunión con el Señor. Y de esa experiencia verán que Dios nos llama a vivir en angustia. Esa es sólo la gestación de algo que Dios está queriendo lograr y de la ruina traer restauración en tu familia o en lo que fuere.
Él te lleva a ese bautismo. Así como en las aguas bautismales SALES Y LO HACES CON UN CONOCIMIENTO INSTANTÁNEO DE LA VOZ DE DIOS. Porque Nehemías había estado ayunando y orando y gimiendo y dejó una marca en su semblante, y el rey se dio cuenta. Y un día cuando le trajo el vino al rey le pregunta: ¿Por qué está deprimido tu semblante? Nehemías no tuvo tiempo de ir a orar al Señor, no tuvo tiempo para tres días de ayuno, NO, él tenía que tener una palabra instantánea. ¿Por qué está triste tu semblante? Y Nehemías dijo: Estaba atemorizado, así que oré al Señor y le dije al rey: En otras palabras: Oración instantánea y dirección instantánea, conociendo la voz de Dios
5 A veces no vas a saber qué hacer, y no vas a tener tiempo de correr al closet; tienes que escuchar su voz. Esa es la manera en que puedes caminar en esto. Eso es un resultado glorioso del bautismo en angustia. El siervo que voluntariamente toma el manto del dolor de Dios es el único siervo que tiene el derecho y la autoridad de demandar a Dios sus promesas y pactos. Aquí predicamos de pacto, pero sólo aquellos que conocen su corazón, y en esos tiempos han permitido que Dios traiga sanidad, han permitido que Dios entre profundo en su alma y dicen: Dios, yo no puedo hacer esto por mí mismo; pero no dejaré que mis hijos se vayan al infierno, ni mi esposa ni mi esposo. Oh Dios, no voy a vivir en esta muerte, no voy a vivir en esta tibieza, no voy a vivir en esta frialdad ya más, oh Dios, cámbiame. Y cuando te desesperas delante de Dios y dispones tu corazón a buscarle, entonces puedes demandar de Dios sus promesas y pactos.
Mira el primer cap. De Nehemías, verso 8: “Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos”. Ahora él está recordando a Dios su pacto”, “pero si vosotros os volviereis a mí y guardareis mis mandamientos y los pusieres por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre. Le recuerda el pacto que le hizo a Moisés, él dice “aquí está lo que prometiste, Dios” Y cuando tú permites que Dios te guíe a este lugar más allá de la simple preocupación, más allá de alimentar emociones y dices, Dios, voy a disponer mi corazón, entonces tienes todo el derecho a demandar de Dios todas sus promesas y pactos.
Ya voy a cerrar el mensaje. Tenemos una nación, una iglesia llena de expertos en diagnósticos. Prácticamente cualquiera te puede decir que es lo que le sucede a la iglesia hoy en día. Y ahora están saliendo con  encuestas y estadísticas; te pueden decir cuántos paganos hay en China, te pueden dar encuestas y gráficos, pero no tienen la menor idea. Tienen todos esos libros de “cómo hacer las cosas” y no oirás una sola palabra acerca de la angustia, ni de lágrimas, ni de quebrantamiento. No oirás de eso. En el cierre de mi mensaje quiero preguntarte: “¿Por qué, de entre todos los hombres de Dios que quedaban en Israel, ¿por qué Dios compartió su corazón angustiado con Nehemías?. ¿Sabes por qué?, porque era un hombre de oración. Era un hombre que ya oraba. Ahora, déjeme decirles algo, yo creo en el destino, creo que Dios escoge hombres; pero Dios puede escoger a un hombre y puede desecharlo tan pronto como lo escogió.
Nehemías pudo haber dicho: Mira Dios, tengo mis influencias aquí, tengo la atención del rey, necesito quedarme aquí y estoy seguro que Dios levantará a alguien, pero No, él dijo: Oh Dios, esta es mi carga, abre tu corazón a mí.”. Yo sé ahora que se necesita más que una predicación, más que una nueva revelación. No va a haber ni una renovación, ni un avivamiento, ni un despertar, hasta que estemos dispuestos a que una vez más Él nos quebrante. No sé por qué, no sé si es algo que viene. Los otros pastores han compartido con ustedes lo que ellos sienten acerca de algunos tiempos difíciles que vienen. No sólo lo oímos de este púlpito, sino también de los políticos y de todo el mundo. Pero tengo que decirles que Dios me está llamando a mí personalmente a un bautismo de angustia. No sé de qué se trata ahorita, pero yo le dije a Dios, No saldré. Se supone que iré a una conferencia de pastores en mayo en Escocia, Gales e Irlanda y a todo el mundo. Salgo dos o tres veces al año, pero yo le dije a Dios: Yo no voy a ir ya más. No voy a tomar otro congreso, hasta que sepa que tu angustia pase. No puedo ir sólo por una necesidad, no puedo ir sólo porque soy requerido y aceptado; no lo quiero. Cuando predico así a veces, todo se pone muy quieto y me da el sentir que... Señor, quiero que la gente sea feliz.
Amados, se está haciendo tarde y la cosa se está poniendo seria. Por favor, no me digas, no me digas que estás preocupado, no me digas que quieres que tus seres amados sean salvos, cuando estás pensando en Internet o en la TV. Vamos!. No sé cómo terminar esto, Dios ayúdame. Tengo el sentir de que esto tal vez no sea para toda la congregación, pero Él está hablando a algunos muy profundamente. Está hablando a tu corazón como al mío. Tal vez no necesitas tanta oración como yo, pero te imploro, te ruego, yo necesito oración. “Dios, voy a orar, no sé que más hacer, ya prediqué, y no sé como terminarlo, termínalo tú. Haz tú lo que quieras hacer; háblanos tú.  Señor, que haya alguien que venga al altar y confiese: No soy lo que era, no estoy donde debo estar. Dios, no tengo tu corazón, ni tu carga. Quería lo fácil, quería ser feliz. Pero Señor, el verdadero gozo sale de la angustia. Allí es donde está al gozo, cuando vemos que hemos tomado tu corazón y luego nos das dirección y nos das resultados perdurables. Veremos a una ciudad entera que viene al arrepentimiento y vemos a Nehemías que se levanta y dice: “Ahora es el tiempo de regocijarse, que el gozo del Señor sea tu fuerza”, pero ese gozo vino al ver la victoria que salió de la angustia. Oh Dios, no estoy castigando a esta iglesia, no estoy tratando de traer condenación a nadie, pero Dios, si lo haces por alguien, hazlo por mí,” Quiero que mi corazón se quebrante otra vez, quiero que me metas en tu corazón. Y quiero sentir el dolor y las necesidades de este pueblo también, para que cuando predique desde este púlpito, predique tu mente y tu corazón.

martes, 7 de diciembre de 2010

EL TEMOR A LOS RIESGOS.

El TEMOR A LOS RIESGOS

En un país en guerra, había un rey que causaba miedo. No siempre que tomaba prisioneros en batallas los mataba. Simplemente los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro lado, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre.
El rey hacia formar  a los prisioneros en círculo en la sala les decía:
-         Ustedes pueden elegir  entre morir atravesados  por las flechas de mis arqueros, o pasar por esa puerta misteriosa.
Todos elegían  ser muertos por los arqueros.
Tiempo después, al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo  había servido fielmente al rey se dirigió al soberano y le dijo:
-         Señor, ¿Puedo hacerle una pregunta?
-         Dime, soldado  - repuso el soberano.
-         ¿Qué había detrás de la horrorosa puesta?
-         Ve y mira tu mismo, le respondió de inmediato el rey.
El soldado separó temerosamente la puerta  pero, a medida que ella se abría, fueron entrando unos brillantes  rayos de sol que iluminaron el ambiente. Finalmente descubrió que la puerta se abría sobre un camino que conducía a la libertad. El soldado, admirado, solo miró a su rey mientras este le explicaba:
-         Yo les daba a todos  la posibilidad  de realizar una elección; pero ellos preferían morir antes que arriesgarse a abrir  esa puerta.
¿Cuántas puertas  dejamos de abrir por el temor  al fracaso
¿Te has dado cuenta de que todos le tememos a lo desconocido y a veces nos  condenamos a lo conocido?