Un hombre abrió un establecimiento de venta de pescado y puso un rótulo en la puerta que decía: “AQUI SE VENDE PESCADO FRESCO”.
Un amigo le hizo la indicación de que bien podía suprimir la palabra “aquí”, pues estaba sobreentendido que si se vendía pescado era “aquí”. El buen hombre siguió el consejo y eliminó el adverbio de lugar.
Mas tarde vino otro que le dijo que no había razón para indicar que “se vende”, pues si es un establecimiento abierto al público y hay pescado, está claro que es para venderlo. Y también lo eliminó.
Por último, llegó otro que le preguntó por qué anunciaba que allí había pescado. “jQuítalo! ¡No hace falta! ¡Se huele a pescado desde dos cuadras más atrás!”
¿Huele la gente dónde hay cristianos?
no hace falta tantos títulos y rótulos, que la gente huela a cristo en nuestras vidas. que sepan todos que somos cristianos.
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