Las tres palabras más importantes en la fundación de iglesias siempre han sido y siempre serán: relación, relación, y relación.
Por Jonathan Gainsbrugh
¿Por qué el establecimiento de iglesias se debe clasificar con R? Porque Dios es un Dios que se clasifica así: su libro y su evangelio se clacifican con R, y su iglesia debe clasificarse con R.
¿Qué significa clasificar con R? No me refiero a religión, religiosidad, ritualismo, y reglamentos. La clasificación con R se refiere al establecimiento de iglesias fundamentadas en relaciones, fortalecidas por relaciones, dedicadas a relaciones, y que dan prioridad a relaciones.
En agosto de 1969, dos hippies descalzos que hacían dedo a los vehículos que pasaban por las afueras de Sacramento, California, preguntaron a un transeúnte y futuro fundador de iglesias: “¿Conoce algun parque donde podamos dormir?”
Archie Brooks, estudiante de diecinueve años del instituto bíblico (pastor fundador de Transformation Assembly of God, Friday Harbor, Washington), dijo: “Vengan conmigo; yo los ayudaré.”
Archie nos llevó a su casa. Ese verano, él estaba alojado en casa de los padres de un amigo del instituto bíblico. Después de la cena y una enorme frutera de melocotones frescos, los doshippies fuimos al traspatio con nuestras bolsas de dormir. Cuando salimos, la mujer dijo a su esposo: “Cariño, no creo que esos jóvenes estén casados.”
Él respondió: “Relaciones, mi amor. Esta gente ha ido tan lejos, que una noche más no significa mucho.”
Pero en este caso sí tuvo un gran significado, un significado eterno.
Philoxenos es el amor de extraños. Jesucristo llama a su iglesia no sólo al amor fraterno (philadelphos), sino al amorphiloxenos: dar la bienvenida a extraños descalzos y a acogerlos en la familia de Dios.
LA CLASIFICACIÓN R PONE A LA RELACIÓN EN EL ASIENTO DEL PILOTO
La clasificación R no quiere decir que la relación es un pasajero más en el autobús. La relación es realmente el piloto del vehículo.
Jesús fue la persona que más relaciones estableció. Considerando que Dios es amor y Jesucristo es Dios encarnado, quién se atrevería a afirmar lo contrario.
Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Él dijo: “Venid y ved” (Juan 1:39) y organizó su primer núcleo de seguidores. ¿No hace lo mismo hoy a través de su iglesia y su pueblo, y sobre todo cuando se fundan iglesias?
La respuesta es afirmativa.
TRÁGICOS RESULTADOS — CUANDO R ES RELIGIÓN
Correcto Incorrecto
____ ____ 300.000 iglesias evangélicas de los Estados Unidos no crecieron en los últimos veinte años.
____ ____ En 12.362 iglesias de las Asambleas de Dios en Estados Unidos en 2007, la asistencia del domingo por la mañana sólo aumentó en un total de 7.685 personas
____ ____ Con 444.918 conversiones en 2007, treinta y ocho distritos de las Asambleas de Dios de los Estados Unidos (de 59) informaron un resultado menor al final del año.
____ ____ En 2007 fundamos 309 iglesias de las Asambleas de Dios (cerramos 258) y experimentamos una ganancia neta de 51 iglesias en los Estados Unidos.
Algo muy importante falta en la iglesia norteamericana cuando cincuenta millones de evangélicos no producen crecimiento alguno.
Hemos canjeado nuestra primogenitura por un plato de lentejas. Llamo a esto deficiencia de vitamina R.
En 1914, trescientas catorce personas iniciaron las Asambleas de Dios en Hot Springs, Arkansas, diciendo: “Nos dedicamos a la mayor evangelización que este mundo haya visto jamás.”
Noventa y seis años después, es difícil explicar cómo un promedio de 1,5 iglesias de las Asambleas de Dios en los Estados Unidos han experimentado un crecimiento de sólo uno durante todo un año.
Vince Lombardi, entrenador campeón del equipo de la Liga Nacional de Fútbol, es famoso por haber dicho a su equipo a la zaga: “Señores, esto es un balón de fútbol.”
Se dice que un fornido jugador de línea repondió al dicho de Lombardi: “Entrenador, ¿pudiera decirlo un poco más lento?”
Eso es lo que yo me propongo hacer: explicar con lentitud y cuidado algunos detalles esenciales de la clasificación R.
DESARROLLO DE UNA CARENTE TEOLOGÍA DE RELACIONES: “RELACIONOLOGÍA”
Los institutos bíblicos presentan una colección de énfasis bíblicos: la infalibilidad de la Biblia, la Trinidad, el nacimiento virginal, la divinidad de Cristo, y la Expiación. No obstante, nos falta una teología de la relación. Esto es lo que he llamado una “relacionología” basada en la Biblia.
Pida a los creyentes que citen palabras que describen a Dios. Dicen omnipotente, omnisciente, omnipresente, y santo. Dios es amor, es justo e inmutable. Dios es luz. Él es un Dios celoso. ¿Alguna vez ha oído la R en la lista?
¿Qué revela de nuestra teología tal trivial énfasis en la relación? No estamos enseñando la fe bíblica y eficaz que corresponde a la categoría R.
El Dios de la Biblia es el Dios de la R: relación. Servimos a un Dios que, en su esencia trinitaria, es una comunidad. Servimos a un Dios que es una relación eterna. Él es el Dios que en el principio mismo dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26).
El apóstol Pablo, misionero fundador de iglesias, escribió en Efesios 3:14,15: “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia (pas patria; toda la familia, todas las relaciones) en el cielo y en la tierra.” La Biblia, la carta personal de Dios al hombre, no es la única manera en que Él da a conocer su amor. Dios quiere que la iglesia también lo transmita.
La relación es la marca registrada de Dios. Desde el principio la relación latió en el corazón de Dios. Nuestro Señor es un Padre que se da a conocer, un Dios de amor que se complace en la relación, en la comunidad, y en la conexión.
El Dios de la Biblia es el Dios del pacto. Pacto es relación. En el Antiguo Testamento abundan los hombres y las mujeres de categoría R que conocieron a un Dios que anhela ser conocido: Enoc que caminó con con Dios y fue llevado al cielo, Abraham el amigo de Dios, o David un hombre conforme al corazón de Dios.
Hebreos 11, la galería de los héroes de la fe, menciona a muchos hombres y mujeres que por fe taparon la boca de leones, vieron caer los muros de Jericó, y ganaron batallas. La fe de ellos se escribe con una gran R no por conocimiento intelectual, sino por relación. Además, el Dios del Antiguo Testamento promete un futuro nuevo pacto con su pueblo de íntima relación.
En Jeremías 31:31,33,34, el profeta escribe: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová.”
Ezequiel dice: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (Ezequiel 36:26,27).
Hemos recibido una distorsión de la fe hebrea original. Después de haber sido una poderosa fe de categoría R, que transforma vidas y relaciones, se ha diluido hasta convertirse en una debilitada creencia helénica, con un trasfondo filosófico neognóstico. Pero debemos escribir fe con R. El Dios de los hebreos lo es también de las personas como individuos: Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob; Dios de _________ (escriba su nombre). Se le ha presentado de una manera errada, como el Dios de una fe cerebral, basada en el conocimiento.
La original fe de relaciones categoría R se ha convertido en una falsificación mental. El resultado: usamos excesivamente las palabras creer y fe en vez de relación. Después nos preguntamos por qué millones dicen: “Ya probé, pero no resultó.”
Una persona puede decir que tiene fe en Abraham Lincoln. Puede creer en él y afirmar que vivió aunque no haya tenido relación alguna con él porque nunca lo conoció. Así también es la fe de muchos en el Señor Jesucristo.
Una persona puede tener fe o creer en una filosofía o una cosa, incluso tener fe en la silla en la que se sienta. Usted pudiera creer en una silla, pero eso no significa que tenga una relación con un objeto. Sólo podemos relacionarnos con las personas.
Al evitar la palabra relación, en su defecto recurrimos a la palabra creer, e incluso traducimos culturalmente creer como “simple conformidad mental”. La desconexión es enorme y letal. El endemoniado gadareno sabía quién era Jesús. Él clamó: “¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo?” (Marcos 5:7).
A veces los “llamados a la salvación” se valen de Romanos 10:9 de manera ambigua, y entonces la fe se confunde con una creencia simplemente mental, no de relación. “Si confesares con tu boca… y creyeres en tu corazón.” La palabra creer(pisteo) fácilmente se confunde con una simple creencia mental. Leemos en Santiago 2:19: “También los demonios creen, y tiemblan.” La mala interpretación puede inducirnos a pensar que Satanás mismo es un creyente. En su corazón el diablo sabe lo que confiesa con la boca: que Jesús es el Señor; pero Jesucristo no es su Señor personal. El asunto clave no es creencia o fe, sino relación.
El programa de Dios es la relación, pero la mayoría de los programas de la iglesia son programas. El programa de Dios es la salvación en Cristo, y la salvación en Cristo es una relación.
Dios no es un programa. Jesús no es un torneo bíblico. Jesucristo no es un libro, ni simples palabras en una página. Él no es una religión, ni cristiandad, ni tampoco cristianismo. Jesucristo es una persona, y la única manera de conocer de veras a una persona es mediante una relación.
LA RELIGIÓN ES TEFLÓN®; LA RELACIÓN ES VELCRO®
El conocimiento, los programas, y la religión en el mejor de los casos son suaves, como el Teflón. Las relaciones, como el Velcro, tienen ganchos y lazos que crean conexiones. Como el Velcro, las relaciones no se deshacen fácilmente.
Para cualquier iglesia, pero específicamente la nueva iglesia que se establece, el Teflón es el beso de la muerte porque no ofrece adherencia. Cada nueva iglesia debe clasificarse como triple R.
Jesucristo, el Señor de la Iglesia (y de cada iglesia que se establece y de cada fundador de iglesias), es el Redentor prometido en Génesis 3:15, donde Dios anuncia a Satanás: “[Él] te herirá en la cabeza.” Él, una persona, no un programa; una relación, no una religión.
Nuestra teología del establecimiento de iglesias, de la Gran Comisión, y de Dios mismo debe salir del “qué” y regresar al “quién”.
Cuando Dios preguntó: “Adán, ¿dónde estás tú?” (Génesis 3:9), esa fue una pregunta de relación. Las palabras de Dios al hombre que había caído en pecado fueron un llamado de retorno a la relación. Antes de la caída de Adán en el pecado, había júbilo en la relación. Después de la Caída, Adán y Eva necesitaron recuperar el júbilo, y restablecer la relación que habían perdido.
Muchos confunden relación con programas. ¿Quién ordena como plato principal una porción de perejil? El perejil es un condimento u adorno. Sin embargo, nuestra cultura (y lamentablemente nuestra teología también) trata la información y los programas como la porción de carne asada, y la relación como el adorno. Para Dios es todo lo contrario. La relación no es el acompañamiento, sino el plato principal.
Debemos restablecer los paradigmas de nuestro programa en su totalidad conforme al programa de Dios. Ese programa es la relación; lamentablemente, para casi todas las iglesias, los programas son programas. Si no restablecemos los paradigmas, difícilmente creeremos que esa relación es realmente el plato pricipal. La relación no es el vegetal; es más bien el plato principal y Jesús mismo es el alimento sólido.
Hasta que aprendamos a valorar la relación como el centro del plan de Dios, nunca ordenaremos la porción de categoría R —la relación— que Dios desea que disfrutemos y en la cual debemos operar.
LAS RELACIONES Y EL ESTABLECIMIENTO DE IGLESIAS
Jesucristo es el Señor de su Iglesia. Él es el Fundador de la Iglesia. Él vio la Iglesia antes de que ésta fuera, la amó, la compró, y la lavó con su propia sangre. Tan sólo Jesús define su iglesia, sus iglesias, y los métodos que se usarán para su establecimiento y su crecimiento.
Marcos describe cómo Jesús fundó su primera iglesia: “Y estableció a doce, para que estuviesen con él” (Marcos 3:14). Él usó un estilo de discipulado cuyo fundamento es la relación. De modo que, cuando no estuvo más con ellos, los discípulos aun reconocían la presencia de Cristo en su corazón, en sus palabras, y en sus obras.
Jesús vivió con sus doce discípulos porque sabía que la experiencia dejaría una huella indelebre en ellos. Él planeó el nacimiento y afianzamiento de su primera iglesia mediante los primeros Doce.
“Venid y ved”, dijo Jesús cuando reunió a su primer grupo, según se registran sus primeras palabras en el Evangelio según Juan. Ellos fueron y vieron: “Y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima” (Juan 1:39).
Jesús organizó un pequeño grupo de Doce —el grupo principal—, porque sabía que la relación (y el cambio de vida) sucede en la relación personal. Escogió vivir íntimamente con sus doce discípulos. Su plan de estudio era Jesucristo mismo, no una serie de creencias; Él se reveló a sus discípulos.
Esta revelación se aprecia más tarde en Hechos 4:13: “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo… les reconocían que habían estado con Jesús”. Marcos 3:14 produjo Hechos 4:13.
EL COMPROMISO NO PRODUCE LA RELACIÓN; LA RELACIÓN PRODUCE EL COMPROMISO
La fórmula lineal del mundo de los negocios que muestra que el compromiso produce relación ha hecho que los pastores pidan más compromiso, sin embargo generalmente no cuentan con él, principalmente de los voluntarios.
Los hermanos de las iglesias, por su parte, piden a sus líderes más relación. El compromiso no produce relación: la R produce C.
Si la iglesia es un edificio, entonces ¿quién necesita relación? Pero si la iglesia es una familia, entonces la relación es lo fundamental.
La iglesia evangélica norteamericana, según Barna, ya no es el veinte por ciento de la población de los Estados Unidos; hoy está más cerca del dos por ciento de Europa.
Jesucristo nunca tuvo en mente que se identificara a la iglesia con un edificio. La iglesia como edificio equivale a una persona como un trozo de madera. Hemos aceptado la definición cultural de iglesia como edificio y no como familia. Necesitamos la definición fundamental del entrenador Lombardi: “Señores, la iglesia es relación.”
¿Cuál es el llamado de la iglesia, en particular una nueva iglesia? ¿Qué debe proveer? Relaciones: lo que la gente anhela para el hogar, la familia, el matrimonio, y también en el trabajo. Al satisfacer esta necesidad, se establecerán nuevas iglesias que crecerán y darán fruto, como sucede en una familia saludable y donde hay amor. La sociedad necesita con urgencia una dosis de vitamina R.
La iglesia del mundo occidental ha visto la disminución del factor R a índices negativos. En la era agrícola, personas de toda edad vivían juntas en pequeñas comunidades y el factor R era muy elevado. En la era industrial, algunos se trasladaron a la ciudad y el factor R disminuyó. En la era de la información, una mayor movilidad nacional hizo caer drásticamente el factor R a un disfuncional índice negativo. Las iglesias, sobre todo las recién establecidas, deben ser una entidad y familia fortalecida por el factor R.
El sabio fundador de iglesia (y pastores) no debe ser presidente, sino relacionador público. Los fundadores de iglesias y los pastores de trayectoria deben preguntarse con sinceridad: “¿Podemos decir que nuestra iglesia es de categoría R?” La gente que invitamos a la iglesia debe sentir que la acoje una familia, no un edificio, tampoco un programa, ni una actividad. La relación debe ser la actividad.
General Motors perdió su categoría R en el trato con sus clientes. Por no haber escuchado al público y por haberse desconectado de él, años atrás GM informó una pérdida de ocho mil millones de dólares. La compañía se concentró en la fabricación automóviles grandes, en vez atender las demandas del público: calidad y menor tamaño. El resultado fue que los clientes recurrieron a los fabricantes japoneses.
Pregúntese: ¿Por qué fui salvo? La respuesta coincide con la razón de que las iglesias que establecemos deben ser de categoría R.
En bienes raíces, las tres palabras más importantes son: lugar, lugar, y lugar. En la fundación de iglesias (y en toda la obra del Reino), las tres palabras más importantes siempre han sido y siempre serán: relación, relación, y relación.
Jesús edificó y fundó su primera iglesia sobre una relación; este es el plan de Dios y también debe ser el nuestro. Él no lo cambiará por causa nuestra. Jesucristo es el supremo sumo sacerdote de relaciones y establecimiento de iglesias.
JONATHAN GAINSBRUGH, Cameron Park, California, es ministro ordenado y misionero instructor a tiempo completo, maestro, evangelista, consultor, y especialista de recursos.