Hola.
Cuando de problemas se trata, la mayoría de nosotros somos expertos, claro que mientras estemos en este cuerpo terrenal, el curso no ha acabado, seguimos viendo teoría y haciendo practicas, jaja. Hay dificultades de todos los tamaños y colores, es decir, para todos los gustos.
Puede que, estar en medio del “horno del problema” no sea el mejor momento y lugar de tu vida. Simplemente no ves la salida y llegas a creer que, aun Dios mismo es un espectador más desde la distancia.
En realidad el trasfondo de todo esto es maravilloso, y hasta podría sonar irónico, pero LOS IMPOSIBLES DEL HOMBRE SON LOS MEJORES MOMENTOS DE DIOS.
Dios esta en el asunto, sino me crees te lo voy a ilustrar:
“Cuenta una antigua leyenda, que en la Edad Media un hombre virtuoso fue injustamente acusado de un delito que no cometió. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se procuró un “chivo expiatorio”, para encubrir al culpable.
El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: ¡La horca! El juez, también comprado, cuidó no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado: “Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de él tu destino: Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras ‘culpable’ e ‘inocente’. Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino”. Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: ‘culpable’. Y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo tragó rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon.. pero.., qué hizo?.. y ahora cómo vamos a saber el veredicto? Es muy sencillo, respondió el hombre…es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que escogí. Con un gran coraje disimulado, tuvieron que liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo”
Por más difícil que se presente la situación, nunca dejemos de buscar la salida, ni de luchar hasta el último momento. Muchas veces creemos que los problemas no tienen solución y nos resignamos. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: ¡La horca! El juez, también comprado, cuidó no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado: “Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de él tu destino: Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras ‘culpable’ e ‘inocente’. Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino”. Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: ‘culpable’. Y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo tragó rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon.. pero.., qué hizo?.. y ahora cómo vamos a saber el veredicto? Es muy sencillo, respondió el hombre…es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que escogí. Con un gran coraje disimulado, tuvieron que liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo”
Óyeme, Dios no se ha desmayado ni esta con las manos atadas. No olvidemos las palabras del Señor: “Lo que es imposible para el hombre, es posible para Dios” (Lc. 18:27). Y añado: “Jesús dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible” (Mr. 9:23). Y sabes, sé de lo estoy hablando, yo soy testigo presencial de su poder en medio de mis imposibilidades.
Oh cuan grande es esto… El es el mismo por siempre!!
Slds y bendiciones
Lorwam Suarez
Conferencista
Mensaje de Vision y Poder
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