La publicación más reciente del astrofísico Stephen Hawking The Grand Design ('El gran diseño') fue un paso más allá de su anterior obra A Brief History of Time (‘Breve historia del tiempo'), con la finalidad de afirmar la no existencia de un Dios creador.
Como un físico de renombre mundial, la voz del cosmólogo británico tiene mucho peso en los círculos científicos. Sin embargo, la razón principal por la que Hawking rechaza a Dios es algo incomprensible en el mejor de los casos (y francamente idiota en el peor).
La tesis atea de su último libro dice así: "Debido a que existe una ley como la gravedad, el universo puede y va a crearse a sí mismo de la nada". Déjame repetir la cita una vez más para asegurarme de que la has leído bien: "Debido a que existe una ley como la gravedad, el universo puede y va a crearse a sí mismo de la nada". [1]
A primera vista suena bastante razonable; pero muchas veces las apariencias engañan. Así que hoy vamos a hacer tres observaciones pequeñas para analizar esta teoría con el fin de ver si sobrevive a la luz de la observación de Einstein: “La teoría es asesinada tarde o temprano por la experiencia”.
¡Investiguemos!
Observación 1: La ley de la gravedad no es "nada".
Hawking dice que el universo se creó a sí mismo de la nada. Pero, según su teoría, antes de que el cosmos comenzara a existir, la ley de la gravedad ya era. Existía y punto. En otras palabras, antes de la auto-creación del universo había "algo" y no "nada". De ahí que la afirmación filosófica de nuestro astrofísico implica una contradicción descarada.O no había nada o había gravedad. La gravedad no es nada.
Pero en cualquiera de estos dos casos, un teísta puede hacerle al científico británico algunas preguntas desafiantes: ¿de dónde proviene la ley de la gravedad? ¿Quién o qué la creó? ¿Por qué estaba por ahí colgando en el espacio vacío? ¿Cómo puede algo provenir de la nada? ¿Por qué existe tal ley en un universo tan caótico? La Biblia tiene una respuesta bien sencilla (y mucho más satisfactoria): “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1).
Observación 2: El universo no puede crearse a sí mismo.
Hawking comete otro error de lógica muy serio cuando afirma que el universo "puede y va a crearse a sí mismo de la nada". Es difícil creer que alguien del calibre de Hawking pueda ser tan crédulo. Nada puede crearse a sí mismo.
Vamos a poner un ejemplo. Si digo que tus padres te trajeron al mundo, esto tiene sentido porque tú procedes o desciendes de tus padres biológicos. No hay ningún error allí. Todo el mundo entiendo eso. Pero no puedo decir que tú te trajiste a ti mismo al mundo. Afirmar esto significaría que antes de que tú existieses, tú ya existías, es decir, existías y no existías al mismo tiempo. Eso es absurdo. Nada se crea a sí mismo. ¡Ni tú, ni yo, ni el cosmos! Esta afirmación de Hawking, pues, no tiene sentido ninguno. Sólo comprueba la teoría de que una tontería dicha por un experto sigue siendo una tontería.
Todo eso me hace pensar en un texto paulino: “¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría” (1 Corintios 1:20-21). La teoría de Hawking se derrota a sí misma.
Observación 3: Las leyes no crean nada.
La equivocación final de Hawking le lleva a atribuir capacidades creativas a las leyes de la física (en este caso, la ley de la gravedad). Este es otro error de niño de colegio. Las leyes no crean nada. Los creadores son siempre agentes personales con inteligencia y voluntad.
Pongamos otro ejemplo para aclarar las cosas. La ley de la gravedad puede explicar por qué una pelota se cae cuando se lanza desde lo alto de un edificio. Pero la gravedad nunca tira la pelota. Eso requiere un agente personal. Las leyes de las matemáticas pueden demostrar que 10 + 10 = 20. Pero esas leyes nunca han puesto 10 + 10 fresas en mi bolsillo. Eso requiere un agente personal. Las leyes del movimiento pueden enseñar por qué un coche se mueve de A a B. Pero una ley de movimiento no enciende el motor de un coche. Eso requiere un agente personal.
Y de la misma manera, las leyes de la física nos pueden dar detalles de muchas regularidades que ocurren en el universo, pero esas leyes no trajeron el universo a la existencia. Una vez más, se requiere un agente personal de inteligencia y voluntad para explicar la existencia del cosmos.
CONCLUSIÓN
Con estas tres breves observaciones, creo que debemos tomar los comentarios de Hawking con una pizca de sal y pedirle amablemente que deje de meterse en el mundo de la metafísica cuando su verdadero ámbito de trabajo es la ciencia. Y si quiere hacer una incursión en el campo de la filosofía, entonces, que al menos, piense de manera lógica y racional sobre lo que está escribiendo.
“De Él, por Él y para Él son todas las cosas” (Romanos 11:36).
Como un físico de renombre mundial, la voz del cosmólogo británico tiene mucho peso en los círculos científicos. Sin embargo, la razón principal por la que Hawking rechaza a Dios es algo incomprensible en el mejor de los casos (y francamente idiota en el peor).
La tesis atea de su último libro dice así: "Debido a que existe una ley como la gravedad, el universo puede y va a crearse a sí mismo de la nada". Déjame repetir la cita una vez más para asegurarme de que la has leído bien: "Debido a que existe una ley como la gravedad, el universo puede y va a crearse a sí mismo de la nada". [1]
A primera vista suena bastante razonable; pero muchas veces las apariencias engañan. Así que hoy vamos a hacer tres observaciones pequeñas para analizar esta teoría con el fin de ver si sobrevive a la luz de la observación de Einstein: “La teoría es asesinada tarde o temprano por la experiencia”.
¡Investiguemos!
Observación 1: La ley de la gravedad no es "nada".
Hawking dice que el universo se creó a sí mismo de la nada. Pero, según su teoría, antes de que el cosmos comenzara a existir, la ley de la gravedad ya era. Existía y punto. En otras palabras, antes de la auto-creación del universo había "algo" y no "nada". De ahí que la afirmación filosófica de nuestro astrofísico implica una contradicción descarada.O no había nada o había gravedad. La gravedad no es nada.
Pero en cualquiera de estos dos casos, un teísta puede hacerle al científico británico algunas preguntas desafiantes: ¿de dónde proviene la ley de la gravedad? ¿Quién o qué la creó? ¿Por qué estaba por ahí colgando en el espacio vacío? ¿Cómo puede algo provenir de la nada? ¿Por qué existe tal ley en un universo tan caótico? La Biblia tiene una respuesta bien sencilla (y mucho más satisfactoria): “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1).
Observación 2: El universo no puede crearse a sí mismo.
Hawking comete otro error de lógica muy serio cuando afirma que el universo "puede y va a crearse a sí mismo de la nada". Es difícil creer que alguien del calibre de Hawking pueda ser tan crédulo. Nada puede crearse a sí mismo.
Vamos a poner un ejemplo. Si digo que tus padres te trajeron al mundo, esto tiene sentido porque tú procedes o desciendes de tus padres biológicos. No hay ningún error allí. Todo el mundo entiendo eso. Pero no puedo decir que tú te trajiste a ti mismo al mundo. Afirmar esto significaría que antes de que tú existieses, tú ya existías, es decir, existías y no existías al mismo tiempo. Eso es absurdo. Nada se crea a sí mismo. ¡Ni tú, ni yo, ni el cosmos! Esta afirmación de Hawking, pues, no tiene sentido ninguno. Sólo comprueba la teoría de que una tontería dicha por un experto sigue siendo una tontería.
Todo eso me hace pensar en un texto paulino: “¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría” (1 Corintios 1:20-21). La teoría de Hawking se derrota a sí misma.
Observación 3: Las leyes no crean nada.
La equivocación final de Hawking le lleva a atribuir capacidades creativas a las leyes de la física (en este caso, la ley de la gravedad). Este es otro error de niño de colegio. Las leyes no crean nada. Los creadores son siempre agentes personales con inteligencia y voluntad.
Pongamos otro ejemplo para aclarar las cosas. La ley de la gravedad puede explicar por qué una pelota se cae cuando se lanza desde lo alto de un edificio. Pero la gravedad nunca tira la pelota. Eso requiere un agente personal. Las leyes de las matemáticas pueden demostrar que 10 + 10 = 20. Pero esas leyes nunca han puesto 10 + 10 fresas en mi bolsillo. Eso requiere un agente personal. Las leyes del movimiento pueden enseñar por qué un coche se mueve de A a B. Pero una ley de movimiento no enciende el motor de un coche. Eso requiere un agente personal.
Y de la misma manera, las leyes de la física nos pueden dar detalles de muchas regularidades que ocurren en el universo, pero esas leyes no trajeron el universo a la existencia. Una vez más, se requiere un agente personal de inteligencia y voluntad para explicar la existencia del cosmos.
CONCLUSIÓN
Con estas tres breves observaciones, creo que debemos tomar los comentarios de Hawking con una pizca de sal y pedirle amablemente que deje de meterse en el mundo de la metafísica cuando su verdadero ámbito de trabajo es la ciencia. Y si quiere hacer una incursión en el campo de la filosofía, entonces, que al menos, piense de manera lógica y racional sobre lo que está escribiendo.
“De Él, por Él y para Él son todas las cosas” (Romanos 11:36).
Muy pero que muy bueno, precisamente esta semana lo estábamos comentando en casa, buena reflexión, un saludo hermano.
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