El ministro había predicado un sermón muy impresionante acerca del trabajo de ganar almas. Después de esto una mujer se le acercó y le dijo: “Yo soy una pobre viuda, tengo varios niños, y tengo que trabajar tejiendo desde muy temprano por la mañana hasta muy noche. ¿Qué tiempo me queda para ganar almas?”.El pastor la miró bondadosamente y le dijo: “¿Quién le trae la leche?” Ella contestó: “El lechero”. El pastor preguntó: “¿Quién le trae el pan?” Ella respondió: “El panadero”. El pastor, sonriente, la miró y le dijo: “Hermana, que Dios la ayude”. La mujer se fue a su casa, y como ya era de noche se acostó; pero no pudo dormir ni olvidar las palabras de su pastor, y estuvo pensando en su deber de ganar almas. La mañana siguiente se levantó mas temprano que de costumbre, y no sacó la botella vacía. Cuando el lechero llegó y no vio dicha botella tocó en la puerta, salió la señora y con voz temblorosa le dijo al lechero: --Escúcheme usted un momento por favor. Quiero hacerle una pregunta: ¿Alguna vez ha pensado en el lugar a donde irá cuando muera?. El lechero la miró con ansiosa mirada, y le dijo –Esta pregunta ha estado molestándome durante las dos últimas semana. La señora le dijo: --Entre usted, y le diré algo sobre este asunto. En ese lugar y en eses momento aquella señora condujo a su lechero a Cristo, y él lo aceptó como su Salvador. En el corto espacio de un año aquella señora ayudó a veintiséis personas a eu aceptaran al Señor Jesús como su Salvador personal. |
lunes, 18 de julio de 2011
PASTOR, ¿QUE TIEMPO ME QUEDA PARA TESTIFICAR DE LA FE A OTROS?
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