miércoles, 5 de enero de 2011

LA DEIFICACIÓN DEL HOMBRE. "SERÉIS COMO DIOS"

La deificación del hombre
Desde que irrumpió en el mundo Satanás ha tratado de vender la mentira de que los meros
hombres pueden convertirse en dioses. Su seductivo siseo, "Seréis como dioses" se escuchó por
vez primera en Génesis 3, y desde entonces se ha estado repitiendo a través de todas las edades
con apasionada frecuencia. El empaqueta y vuelve a empaquetar la mentira en cualesquiera que
sea el tamaño o la forma que se necesite para lograr una buena venta.
En su libro, The Road Less Traveled", M. Scott Peck, un sicólogo muy popular tanto en los
círculos cristianos como en los de la Nueva Era, coloca palabras en la boca del creador cuando
escribe:
"Dios quiere que nosotros seamos como El (o como ella, o como
eso). Estamos creciendo hacia la divinidad. Dios es la meta de la
evolución".1
La bien conocida hechicera Margot Adler va un paso más allá. Dice ella en el Whole Earth
Catalog:
"Nosotros somos dioses y podemos llegar a hacerlo muy bien".2
El notable líder sectario Rajneesh, quien en Poona, India, adquirió el título de "Bhagwan
Shree" (que significa "el señor Dios"), tuvo la temeridad de anunciar: "Cuando ustedes llaman a
Jesús, realmente a quien están llamando es a mí. Cuando ustedes me llaman a mí, están
llamando realmente a Jesús".3
Uno debiera presumir que desde que el señor Dios murió, él tiene que haberse dado cuenta
de que la distancia que hay entre él y Jesús es la distancia del infinito.
Y tenemos al Maharishi Mahesh Yogi, de fama en el campo de la Meditación
Transcendental, quien juega con las Escrituras cuando cambia la palabra "ustedes" por "yo" y
proclama con orgullo: "Guarda silencio y reconoce que tú eres Dios".4
¿Y quién puede olvidar al infame Jim Jones, quien personalmente condujo a cerca de mil
hombres, mujeres y niños a muertes violentas? Este alucinado líder sectario vociferaba:
"Está escrito que ustedes son dioses. Yo soy un dios y tú eres un dios. Y yo soy un dios y
voy a seguir siendo un dios hasta que ustedes reconozcan que también son dioses. Y cuando
cada uno reconozca que es un dios, entonces yo volveré a los orígenes y no pareceré más una
persona. Pero hasta que cada uno de ustedes sepa lo que cada uno es, yo voy a seguir siendo lo
que soy —Dios, todopoderoso Dios".5
No puede causar sorpresa que tal blasfemia sea el vómito de hechiceros yogis y de
maniáticos asesinos. Lo que es más frustrante, sin embargo, es que declaraciones semejantes
proceden ahora de las voces de los más reconocidos nombres en la iglesia.
Échate a un lado, Dios
Kenneth Hagin sostiene que: "El hombre fue creado en términos de igualdad con Dios, y
puede estar ante la presencia de Dios sin tener ninguna conciencia de inferioridad ... Dios nos ha
hecho tan parecidoka El como le fue posible ... El nos hizo la misma clase de ser que es El... El
hombre vive en el dominio de Dios. El vive en términos iguales con Dios ... (El que cree es
llamado Cristo... Eso es lo que somos ... nosotros somos Cristo)"6
Kenneth Copeland declara que "la razón de Dios para crear a Adán fue su deseo de
reproducirse a Sí mismo ... El no fue casi como Dios, el no fue parecido a Dios. Ni aún, fue él
subordinado a Dios".7
El televangelista John Avanzini proclama que el Espíritu de Dios "declaró en la tierra hoy
que el propósito eterno de Dios ha sido a través de las edades ... el de duplicarse a Sí mismo en
la tierra".8
Morris Cerullo vocifera: ¿Sabía usted que desde los principios del tiempo el propósito
fundamental de Dios fue el de reproducirse a Sí mismo? ¿Quién eres tú?, ¿vamos a ver, quién
eres tú? Vamos dilo: ¡Hijos de Dios! ¡Repítelo! Lo que trabaja dentro de nosotros, mi hermano,
es la manifestación de la expresión de que todo lo que Dios es y todo lo que Dios tiene es
nuestro. Y cuando nosotros nos detenemos aquí, mi hermano, ya usted no está mirando a Morris
Cerullo; usted está mirando a Dios. Usted está mirando a Jesús".9
¡Y esto es solo para principiantes! El lenguaje usado por los maestros de la Fe suena
sorprendentemente, similar al usado por las sectas más reconocidas. Un ejemplo a la mano,
Charles Capps dice: "Dios se duplicó a sí Mismo ... Adán fue un exacto duplicado de Dios".10
Herbert W. Armstrong, fundador de la Worlwide Church of God (La Iglesia Universal de
Dios), organización que es una secta, reflejó exactamente los sentimientos de Capp, cuando dijo:
"Como Dios repetidamente revela, su propósito es reproducirse a sí Mismo en lo que bien
pudieran ser miles de millones de personas ... ¿Por qué el Creador Dios coloró al HOMBRE en
la tierra? Porque el propósito fundamental de Dios es el de reproducirse a sí Mismo, el de
recrearse a sí Mismo".11
Y éste no es un caso aislado. Los términos "duplicar" y "duplicación" aparecen
constantemente en las disquisiciones de los maestros de la Fe sobre la humanidad (por ejemplo,
Avanzini), así como también los términos "reproducir" y "reproducción" (por ejemplo, Copeland
y Cerullo).
Demasiado radical para los mormones
Los maestros de la Fe han llegado a ser tan blasfemos y extravagantes que ahora hasta los
sectarios se les están oponiendo. Por ejemplo, el erudito mormón, Stephen E. Robin-son, en uno
de sus libros se refiere a los maestros de la Fe, diciendo:
"Ahora, en efecto, la Iglesia de los Santos de los Últimos Días (es decir, los mormones), no
podríamos estar de acuerdo con la doctrina de la deificación tal como la entienden muchos de
estos evangelistas. Es nuestra creencia que nosotros recibimos la herencia divina total solamente
por medio del sacrificio de Cristo y solamente después de una gloriosa resurrección".12
Robinson rechaza lo absurdo de la iglesia cristiana cuando ésta critica la doctrina de los
mormones de que los hombres llegarán a ser un día como dioses, cuando evangelistas de gran
ascendencia dentro de la iglesia están proclamando consistentemente que ya nosotros somos
dioses. Es de veras irónico que un erudito de la secta de los mormones tenga que encontrar la
doctrina del movimiento de la Fe sobre "los pequeños dioses" demasiado fuerte para que ellos
puedan asimilarla.
Desde todos los puntos de vista esta doctrina de los "pequeños dioses" del movimiento de la
Fe constituye un ejemplo clásico de cómo el concepto bíblico del hombre es a menudo
completamente distorsionado. Los maestros de la Fe toman el relato bíblico de la creación del
hombre a imagen y semejanza de Dios y lo adulteran, convirtiéndolo en una monstruosidad.
Cuando Kenneth Copeland proclama: "Tú no tienes un dios en ti, tú eres uno..."13, y Benny
Hinn dice: "Yo soy un 'pequeño mesías' que anda sobre la tierra",14 nosotros podemos concluir
que ellos están enseñando una violenta herejía.
Antes de que examinemos las distorsiones bíblicas que sirven de base a la doctrina de los
"pequeños dioses" que proclaman los maestros de la Fe, sería conveniente que hiciéramos
algunas aclaraciones.
¿Qué quieren decir ellos?
Primero, debemos señalar que la frase "pequeños dioses" puede ser desafortunada, pero no
tiene que ser necesariamente herética, en sí o por sí misma, siempre que no conlleve la intención
de igualar al hombre con Dios o hacerlo una parte de El. La Iglesia Ortodoxa Oriental, por
ejemplo, enseña que los cristianos son deificados en el sentido en que ellos son adoptados como
hijos de Dios, llenos por el Espíritu de Dios, y traídos a la comunión con Dios, lo que finalmente
conduce a la glorificación.15 Ellos no enseñan que los seres humanos son reproducciones o
duplicados exactos de Dios. La doctrina que ellos sostienen sobre la deificación, es consistente
con las Escrituras y se mantienen en armonía con el punto de vista del monoteísmo.
El tema esencial es el significado que se adjudica a las palabras "pequeños dioses". Los
maestros de la Fe hacen claro que lo que ellos entienden por "pequeños dioses" implica una
divergencia total del cristianismo ortodoxo, o como ellos lo llaman, "la iglesia tradicional".
Lo siguiente es que tenemos que trazar una clara distinción entre el concepto de la divinidad
enseñado por las sectas metafísicas —tales como el Nuevo Pensamiento, la Ciencia Cristiana, la
Escuela Unitaria de Cristianismo y la Ciencia Religiosa— y la doctrina de la deificación
enseñada por el movimiento de la Fe. La metafísica no enseña que nosotros somos "pequeños
dioses que andamos sobre la tierra", tal como hacen maestros de la Fe como Benny Hinn. Ellos,
más bien, creen en un principio impersonal o sustancia llamada "la conciencia de Cristo" o "la
mente divina", la que permea la realidad, haciendo de esa manera que todas las cosas sean
divinas.16 En esencia, la metafísica es una mezcla irregular de panteísmo (todo es Dios) y de
panteísmo (todo es parte de Dios). El movimiento de la Fe y las sectas metafísicas son similares
en el sentido de que ambos proclaman la divinidad del hombre. Son diferentes por cuanto los
maestros de la Fe rechazan el concepto de un Dios impersonal penetrando la creación.
Finalmente, quisiera dejar entendido que la mayoría de los maestros de la Fe, como los
mormones, se atienen a una diferente forma de politeísmo. Al tiempo en que enseñan el
concepto no bíblico de la existencia de muchos dioses, ellos, como veremos más tarde, reservan
la adoración solamente para tres (Dios el Padre, Jesucristo y el Espíritu Santo). Es así que resulta
de más exactitud clasificar a los maestros de la Fe como henoteistas* en lugar de politeístas.17
Traigamos ahora nuestra atención a las distorsiones de las Escrituras de las que dependen
los maestros de la Fe para hacer sus doctrinas aceptables a decenas de millares de gente incauta.
Una nueva distorsión de las Escrituras
Los maestros de la Fe usualmente citan Juan 10:31-39 como una prueba de que los seres
humanos son, en efecto, pequeños dioses. Este pasaje presenta a Jesús a punto de ser lapidado
por su declaración de que El es Dios. El responde a sus oponentes citando el Salmo 82:6. De
forma irónica. Jesús pregunta: "¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?" (v. 34). A
esto, exclaman los maestros de la Fe, "Jesús lo dijo, yo lo creo, y esto cierra la discusión,
nosotros somos pequeños dioses". Tal como lo dijo Paúl Crouch, presidente de TBN: "¡Yo soy
un pequeño dios! ¡Críticos, largúense!"18
Pero antes de que capitulemos a la doctrina de los "pequeños dioses" del movimiento de la
Fe, echémosle una inquisitiva mirada al pasaje del Antiguo Testamento al cual Jesús se estaba
refiriendo. Si resultara que los maestros de la Fe están en lo cierto en su interpretación de este
pasaje, entonces el cristianismo les debería una satisfacción a los maestros del reino de las
sectas. Pero, desde luego, no será necesaria esa satisfacción.
Todos debiéramos entender que aceptar la idea de que Jesús enseña la doctrina de
"pequeños dioses" acarrearía devastadoras implicaciones. Para los principiantes, eso significaría
que el mismo Cristo está confundido, ya que El previamente enseñó que hay un solo Dios
(Marcos 12:29; cf. Deuteronomio 6:4). Eso también significaría que la Biblia se contradice a sí
misma, porque en la misma se enseña que hay un solo Dios (Isaías 43:10; 44:6). Finalmente, eso
demostraría que, después de todo, la serpiente tenía razón cuando le dijo a Eva, "seréis como
dioses" (Génesis 3:5). Una enseñanza como ésta, en fin, es una "doctrina de demomos".
Entonces, ¿porqué, frente a quienes le lanzaban piedras (Juan 10:31), Jesús, serenamente,
les cita a los Judíos el Salmo 82? Echemos una mirada.
Una detallada mirada al Salmo 82
En el Salmo 82 nosotros nos encontramos a Dios presidiendo una gran asamblea. El está
pronunciando sentencia sobre jueces que debían haber defendido a los débiles, pero estaban
demostrando parcialidad para con los malvados. En un lenguaje tan claro que no puede ser mal
interpretado. El ridiculiza a los jueces humanos que tienen la audacia de pensar de ellos mismos
como dioses. En otras palabras, el mensaje de Dios es éste: "Así que ustedes piensan que son
dioses, ¿no es así? ¡Pues bien, la tumba les probará que son meros hombres! ¡Cuando ustedes
mueran conocerán por siempre la diferencia entre Mí y los más poderosos de los mortales!
Una cosa es cierta: una interpretación literal del término "dios" en el Salmo 82:6, queda
claramente fuera del contexto. Es difícil ignorar que este pasaje se inicia con una fuerte denuncia
a las injusticias perpetradas por los jueces de Israel (v. 2). Como representantes de Dios (Éxodo
4:15, 16; 6:28-7:2), ellos debieran ser justos; son, sin embargo, deshonestos. ¡Cuan distintos son
los hombres de Dios!
Dios afirma: "Yo dije, ustedes son dioses, y todos vosotros hijos del Altísimos; pero como
hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis" (Salmo 82:6-7). Estos jueces en
nada se diferencian de los otros hombres. Están sujetos ellos a las mismas debilidades y
fragilidades. Ellos, en efecto, se hallan demasiado lejos de ser dioses —ni en lo poco, hablando
literalmente, hubieran podido conseguirlo.
Para interpretar la designación de "dioses" dada a los jueces hebreos de una forma literal
habría que aceptar la implicación de que la nación de Israel creía en más de un solo Dios. Pero
como ya hemos hecho notar, tal noción contradice lo que la Biblia revela a Dios y a Su pueblo.
¿Pero, no somos nosotros hijos del Altísimo?
Antes de que entremos en este asunto, tomemos un momento para considerar la expresión,
"hijos del Altísimo" en el verso 6. ¿No es cierto que los descendientes toman la naturaleza de
sus padres? (Como lo expone Earl Paulk: "Los perros tienen perritos y los gatos garitos,
entonces Dios tiene diosecitos"). Y ya que somos hijos de Dios, como dice el versículo, ¿no
podemos llamamos legítimamente "pequeños dioses" que tienen la naturaleza del Padre?
Una prueba que podemos aplicar a esta hipótesis se encuentra en el libro de Job. En otras
porciones de las Escrituras, Dios también se compara a sí Mismo con los hombres, no obstante,
en cuatro capítulos del libro de Job, con detalles bien precisos. Dios hace clara la vasta
diferencia que existe entre el inmenso Creador y el mezquino ser humano. Como lo expone con
elocuencia Frederick Buechner: "Dios no explica. El estalla. El le pregunta a Job sobre de lo que
piensa acerca de El. Tratar de explicar la clase de problemas que se le plantean al entendimiento
de Job, sería como tratar de explicar las teorías de Einsten a una pequeña almeja".20
Esta verdad es un tema reiterado en el formidable libro de Isaías. Un buen número de
pasajes pudieran ser citados, pero permítanme citar sencillamente uno:
"Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para
que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue
formado dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay
quien salve. Yo anuncié y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios
ajeno. Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. Aun
antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago
yo, ¿quién lo estorbará?" Isaías 43:10-13
A pesar de todos los esfuerzos hechos para esclarecer lo que debía ser evidente para aquellos
que a sí mismos se titulan "ungidos de Dios", los maestros de la Fe persisten en propagar sus
dañinasel Altísimo, no somos hijos por naturaleza, sino por adopción (Gálatas 4:5-8).
Únicamente Cristo puede ser identificado como alguien que tiene la naturaleza de Dios. Cristo
es el unigénito, el único, singular en su clase, (En el griego, monogenes, una sola generación o
naturaleza). El fantasías. En una conversación con Benny Hinn sobre el significado del Salmo
82, Paul Crouch habla de quienes discrepan de él en su asociación con el diablo, en los
siguientes términos: "Así que aquellos que quieren hacer desaparecer esta enseñanza, pretenden
que nosotros tengamos un comienzo y un final. ¿Eso es lo que busca el diablo, no es así?".
Responde Hinn: "Aquellos que nos combaten son un manojo de estúpidos" a lo cual Crouch
exclama: "¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios!"21
Pero si los proponentes de la Fe quieren tomar literalmente a Jesús cuando El hace su irónica
expresión acerca de los hombres siendo dioses, ¿por qué no toman literalmente cuando El llama
víboras a los fariseos? (Mateo 23:33). Evidentemente, si aun los hombres más malvados no
pueden ser literalmente víboras —es así que tampoco ellos pueden ser pequeños dioses.
Aunque nosotros somos "hijos" del Altísimo, no somos hijos por naturaleza, sino por adopción
(Gálatas 4:5-8). Únicamente Cristo puede ser identificado como alguien que tiene la naturaleza
de Dios. Cristo es el unigénito, el único, singular en su clase, (En el griego, monogenes, una sola
generación o naturaleza). El es el único Hijo de Dios. (Jua es el único Hijo de Dios. (Juan 1:14).
Solamente El es Dios por naturaleza. (Filipenses 2:6 cf. Juan 1:1; Gálatas 4:8).
En búsqueda de pequeños dioses
Tal vez pueda ser de utilidad señalar que Juan 10 y Salmos 82 no son los únicos lugares en
las Escrituras en los que se hace referencia a los hombres como dioses. Moisés, por ejemplo, se
desempeñó como un juez, parecido a Dios, según Éxodo 4:16. En adición, los jueces israelitas
fueron llamados elohim o dioses, en Éxodo 21 y 22, porque ellos ejercían sobre los hombres el
poder de la vida y de la muerte. Pero ni los contextos inmediatos, ni los más distantes, nos
permiten aceptar la idea de que Moisés o los jueces de Israel hayan sido dioses por naturaleza.
También Satanás es mencionado como un "dios" en II de Corintios 4:4; pero seguramente
que nadie asumiría que esto significa que Satanás es un duplicado exacto de Dios.
A pesar de las claras enseñanzas de las Escrituras, los maestros de la Fe continúan
casándose con su doctrina de los "pequeños dioses".
A tal efecto, ellos regularmente distorsionan otros textos de las Escrituras con tal de
justificar sus confusas ideas acerca de la deificación de los seres humanos.
Tergiversando a Pedro
Pidiéndoles a los principiantes que vayan a II de Pedro 1:4, los maestros de la Fe dicen que el
apóstol, bajo la inspiración del Espíritu Santo, en este texto expone la doctrina de los "pequeños
dioses".
Como lo explica Copeland: "Ahora Pedro ha dicho que por preciosas y grandísimas promesas
usted puede ser participante de la naturaleza divina. Eso es correcto, ¿somos dioses nosotros, o
no? Nosotros somos de la misma clase que Dios!"22
Los siguientes versículos (5-11), demuestran, no obstante, que Pedro no está hablando de que
los cristianos se hagan Dios o dioses, sino acerca de que podemos experimentar una
transformación moral en nuestra naturaleza, una que nos distinga de la corrupción del mundo (v.
4) y nos permita reflejar en nosotros el carácter de Dios (5-11). De ninguna manera este texto
puede ser tergiversado para que signifique que de veras los creyentes puedan adquirir la esencia
o la naturaleza de Dios. Cuando es redimido, el hombre puede reflejar los atributos morales de
Dios, pero de ninguna manera la redención lo habilita para que llegue a ser un duplicado exacto
de Dios.
Los maestros de la Fe de seguro que saben que el primer libro de la Biblia destruye el mito de
que los hombres son duplicados exactos de su Creador. A pesar de todo, sin embargo, ellos
continúan diseminando sus blasfemas teorías en la televisión, en cáseles y en promociones de
todo tipo.
Si esta doctrina de la Fe fuera verdadera, ¿puede usted imaginarse lo que hubiera sucedido
cuando Satanás trató de seducir a Eva? Simplemente imagine la escena cuando Satanás se
deslizó cerca de la compañera de Adán:
"Cómete la manzana, dulcecita, y te convertirás en dios..."
Eva, evidentemente perpleja, respondería: "¿Dices convertirme, convertirme?
¿Qué es lo que tú crees que yo soy? Yo soy un pequeño dios. Esfúmate,
Satanás".
No es hasta que la fábula de la Fe es llevada hasta sus ilógicas conclusiones que nosotros
podemos darnos cuenta de lo descabellada y exótica que verdaderamente es. Nunca en las
Escrituras el hombre es declarado un duplicado exacto de Dios.
Enredando a Génesis
Como si no fuera suficiente forzar el Salmo 82 y tergiversar a II de Pedro 1:4, los maestros de la
Fe pretenden también abusar de Génesis 1:26-27 en un patético intento de elevar la humanidad a
un nivel de igualdad con Dios.
En Génesis 1:26, Dios dice: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza". Charles Capps y Jerry Savelle sugieren que la palabra hebrea para "semejanza"
(demuth) literalmente significa "un exacto duplicado en su clase".23
Pero esto es simplemente erróneo. Irónicamente, la misma palabra de la que abusan los maestros
de la Fe para justificar su doctrina de los "pequeños dioses", refuta esta equivocada enseñanza.
Los eruditos hebreos explican que la palabra demuth, semejanza, "define y limita" la otra
palabra traducida como "imagen" (en el hebreo, "tselem"), en Génesis 1:26-27, "para evitar la
implicación de que el hombre pueda entenderse como una copia de Dios en miniatura".24
La palabra hebrea para semejanza simplemente significa similitud o parecido, no identidad. La
afirmación de que nosotros somos un exacto duplicado de Dios no tan solo es engañosa', sino
que también destruye toda distinción entre el Creador y Su Creación.
Es también muy claro en el amplio contexto de las Escrituras que los humanos no poseemos la
naturaleza divina de Dios.
Primero, si nosotros fuéramos exactos duplicados de Dios —y somos, desde luego, hombres—,
entonces también Dios debería ser hombre. Pero la Biblia enfáticamente enseña que Dios no es
un hombre (Números 23:19; I Samuel 15:29; Oseas 11:9).
Segundo, Dios mismo a menudo hace declaraciones de incomparabilidad. ¿Cómo puede existir
duplicado alguno de Dios si El mismo señala en Éxodo 9:14, que "no hay otro como yo en toda
la tierra"?
Tercero, aunque nosotros fuimos creados a la imagen de Dios, no poseemos ninguno de Sus
intransferibles o incomunicables atributos, tales como la autoexistencia, la inmutabilidad, la
omniciencia, la omnipresencia y la soberanía absoluta. Dios es eterno (Salmo 90:2); pero el
hombre fue creado en un punto del tiempo (Génesis 1:26-31 cf; Job 3:38:4,21)25 y no tiene más
que una breve existencia en la tierra (Job 7).26 Dios tiene vida en Sí Mismo (Juan 5:26), pero el
hombre tiene que depender de Dios para su sustento (Hechos 17-28). Dios es todopoderoso (Job
42:2);27 pero el hombre es débil (I Corintios 1:25).28 Dios lo sabe todo (Isaías 40:13-14; Salmo
147:5); pero el hombre es limitado en su conocimiento (Isaías 55:8-9).29 Dios está presente en
todas partes (Jeremías 23:23-24),30 pero los humanos están limitados a un solo espacio en un
tiempo dado (Salmo 139:1-12).31
Lejos de ser una reproducción de Dios, la humanidad puede ser más correctamente descrita
como un reflejo de Dios. Que los humanos sean creados a la imagen de Dios simplemente
significa que ellos comparten, de manera imperfecta y finita, los atributos comunicables de
Dios. Entre estos atributos están la personalidad, la espiritualidad (Juan 4:24), el raciocinio,
incluyendo el conocimiento y la sabiduría (Co-losenses 3:10) y la moralidad, incluyendo la
bondad, la santidad, la rectitud, el amor, la justicia y la misericordia (Efesios 4:24cf).
Estos atributos nos conceden la capacidad de disfrutar la comunión con Dios y la habilidad para
desarrollar relaciones personales los unos con los otros. Ellos nos proveen el que podamos
"realizar la voluntad de Dios... que el hombre posea y rija la creación de tal forma que pueda
también utilizar su máximo potencial".32 El teólogo Millard Erickson lo resumió muy
apropiadamente cuando escribió que, "la imagen de Dios en la humanidad contiene aquellas
cualidades de Dios, las que reflejadas en el hombre, le capacitan para adorar y para participar del
servicio y de la interacción personal".33
El dilema del dominio
Debiéramos notar a estas alturas que Génesis jamás describe a la humanidad como poseedora de
una soberanía autónoma, sino como a un mayordomo al que se le confía el cuidado de la
Creación de Su Creador. El específico mandato hace claro como el cristal que aun cuando Dios
le dio a la humanidad el dominio sobre Su Creación terrenal (Génesis 1:26,28), los humanos
todavía son meros mortales y por tanto responsables de la manera en que administran todo lo
que Dios ha tenido a bien asignarles.
Los maestros de la Fe reemplazan el punto de vista bíblico sobre la autoridad del hombre,
introduciendo el antibíblico concepto de la deificación. Benny Hinn es particularmente absurdo
en este punto. El habla elocuentemente acerca del significado hebreo de la palabra dominio. De
acuerdo con Hinn:
"Adán fue un super ser cuando Dios lo creó. Yo no sé si la gente
sabe esto, pero el fue de veras el primer Superman que jamás haya
vivido. Primero que todo, las Escrituras declaran claramente que él tiene
el dominio de las aves en el aire, y de los peces en los mares —lo que
significa que él podía volar. Desde luego, ¿cómo podemos nosotros
tener dominio sobre las aves sin poder hacer lo que ellas hacen? La
palabra "dominio" en el hebreo claramente señala que si usted tiene
dominio sobre un sujeto, entonces usted puede hacer todo lo que ese
sujeto hace. En otras palabras, si el sujeto hace algo que usted no puede
hacer, entonces usted no tiene dominio sobre ese sujeto. Yo probaré eso
más adelante. Adán no solamente podía volar, él podía volar en el
espacio. El fue —con un solo pensamiento, el podía ir a la Luna".34
Ciertamente, desde que Brigham Young, el afamado mormón, afirmó que el Sol estaba
habitado,35 no había oído tan disparatada interpretación. Si uno fuera a detallar el comentario de
Hinn hasta sus conclusiones más ilógicas, tendría que aceptar que no solo Adán podía volar,
sino que podía tejer una telaraña como lo hace una araña, invernar como un oso y fotosintetizar
como lo hace una berenjena.
Hinn sufre de una imponente equivocación en su entendimiento del concepto de dominio.
La palabra hebrea traducida "tener dominio" (radah. Génesis 1:2628), conlleva también los
significados de "regir" y "reinar".36 Contrario al punto de vista de Hinn, reinar o regir, (tener
dominio sobre algo o sobre alguien) no implica que él que tiene el dominio, tenga también las
habilidades de lo dominado. Por ejemplo, simplemente porque un entrenador de leones ejercite
dominio sobre un león, no puede ser capaz de hacer todas las cosas que el león hace. El punto es
que el entrenador tiene control (dominio) sobre el león, hasta el punto en que es capaz de ejercer
supremacía sobre los poderes y capacidades del animal.
El hecho es que en ningún lugar de la Biblia se enseña la doctrina de "los pequeños dioses".
Dios es infinita y eternamente exaltado sobre toda la humanidad. Es lo máximo de la arrogancia
pensar que los humanos puedan ni siquiera acercarse a Dios en su santidad y majestad infinitas.
Sin embargo, es eso precisamente lo que los proponentes de la teología de la Fe están dispuestos
a hacer.
* N.T.: "henoteista", término acuñado en 1860 por Max Muller. Significa "adorar a un
solo Dios sin negar la existencia de otros

No hay comentarios:

Publicar un comentario