lunes, 15 de agosto de 2011

LA TRAMPA DE CONEJOS


En las heladas regiones de la América del Norte un indio hacía un caminito por entre la nieve, y además hacía otra cosa con unas ramas de abeto.
--¿Qué estás haciendo? –le preguntó un amigo que acertó a pasar por ese lugar.
--Una trampa para conejos –respondió el indio.
--Pero, ¿dónde está la trampa?
--Ah, --respondió el indio sonriente.  –La trampa no la pondré sino hasta dentro de dos semanas.  Primero arreglo el caminito de modo que los conejos se acostumbren a él.  Por ejemplo, hoy por la noche vendrán y tendrán temor de pasar por el caminito; pero mañana se acercarán más, y poco tiempo después uno de ellos lo cruzará, después caminará por él. Pocas noches después se familiarizarán con el camino y lo usarán frecuentemente sin ningún temor.  Entonces pondré la trampa en medio, entre las ramas... después comeré conejo todos los días.
--Ya veo –contestó el amigo pasajero--, estas usando la misma táctica que Satanás usa con los cristianos: Primero los atrae a algo que da la impresión de que “no es malo ni bueno”, y cuando adquieren confianza él los atrapa y los destruye.

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