El Dr. John G. Lake fue un misionero al Africa hace muchos años antes del presente movimiento carismático. La mortal plaga bubónica atacó el lugar donde él se encontraba—centenares de personas murieron. El cuidaba a los enfermos y enterraba a los muertos. Finalmente los británicos enviaron un barco con provisiones y un équipo de médicos. Los médicos mandaron llamar a Lake y le preguntaron, “¿Qué ha estado usando para protegerse?” “Señores,” contestó Dr. Lake, “yo creo que la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Y que mientras ande en la luz de esa ley de Vida, ningún microbio podrá afectarme.” “¿No cree que sería mejor si usara nuestros medios preventivos?” insistió el médico. “No,” dijo Lake, “pero doctor creo que a usted le interesaría experimentar conmigo. Si usted se acerca a uno de estos muertos y toma de la espuma que sale de los pulmones después de la muerte, y luego la pone bajo el microscopio verá grandes cantidades de microbios vivos. Encontrará que permanecen vivos por cierto tiempo aun después de que la persona ha muerto. Puede llenar mi mano de éllos y yo la mantendré bajo el microscopio, y verá como esos microbios no permanecerán vivos, sino que morirán instantaneamente.” Los médicos aceptarón. Hicieron el experimento y resultó cierto. Cuando expresaron asombro acerca de la causa, Lake les dijo, “Esta es la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús.”