De verdad que entristece ver a un país dividido, y más aún ver a una iglesia manchándose en cosas para la cual no ha sido llamada. les dejo un escrito de un amigo Giovani Pelayo que se que te hará bien...
Desde el año pasado he dado mi corazón a pedir a Dios dirección y claridad acerca de los ultimos acontecimientos que han caracterizado a nuestra nación. En enero del año 1984, Dios abrió un período profético para esta nación. Después de 29 años, casi la totalidad de sus palabras se han cumplido. Solo hace falta una pequeña porción de las mismas. El murmullo y vocerío de la gente de un lado y otro, en este país, empuja a moverse de nuestra posición espiritual y cambiar nuestro enfoque. Las pasadas elecciones, al deceso del expresidente Hugo Chávez, este período de trancisión y a las nuevas elecciones son acontecimientos enmarcados en este período profético. Los mismos han sacado a flote grandes debilidades de una numericamente crecida iglesia cristiana evangélica venezolana. Es tan notoria nuestra fragilidad y desintegración que quienes nos mantenemos firmes como independientes y dependientes solo de Dios, se nos hace dificil hablar sin que seamos identificados como parciales de uno u otro bando. Durante días he intervenido poco. He estado meditando, inquiriendo a veces hasta la madrugada o desde la madrugada, acerca de lo que Dios quiere hacer en nuestro país. He dicho como Habacuc, "Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja". Hab. 2:1. Y me he aplicado como aquellos profetas "que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles". 1 Ped. 1:10-12. De Habacuc he tomado su persistencia en recibir la respuesta de Dios a su pregunta y de los profetas que describe Pedro, he tomado su interes en inquirir, indagar con diligencia, escudriñar, hasta recibir la iluminación del Espíritu Santo acerca de las profecias que ya fueron dadas desde el año 1984. Estoy escribiendo al respecto y cada vez la luz del Señor ilumina más, pero aun no recibo la orden para publicar mi escrito. Lo que si me siento en libertad de escribir son estas palabras que recibí del Señor y que quiero darles a conocer, esperando que apliquen el mandato de no menospreciar las profecias, el de examinarlo todo y retener lo bueno. 1 Tes. 5:20,21. Estas son las palabras que Dios puso en mi mente para nosotros iglesia amada:
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14 de marzo de 2013: "¿Como podemos predicar que Dios cambia los corazones si nosotros no mostramos ese cambio? ¿Cómo predicamos el perdón si atizamos el odio, rechazamos la salvación del Señor, pregonamos el resentimiento, maldecimos al otro? ¿Dónde esta el perdón?, ¿Dónde esta la gracia?, ¿Dónde la misericordia y el amor? ¿A qué amor se refieren, si el que nos describe 1 Corintios 13, es totalmente divino, voluntario e incondicional? ¿Qué queda de la parabola del siervo que fue perdonado pero él no pudo perdonar? Todos justifican su posición pero nadie reconoce el error ni se arrepiente, como si eso añadiera honor a sus vidas. Uno le señala al otro la paja que tiene en el ojo, pero no se da cuenta de la viga que tiene en el suyo. Todos condenan a todos. Todos se plantan como los buenos en contraposición a los otros malos. Todos quieren tener la razón, pero nadie quiere tener el honor de ser el primero en reconocer que fallo, en pedir perdón, en retractarse.
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Miembros de la santa iglesia de Jesucristo que esta en Venezuela, volvamonos a Dios, bajemonos de nuestros pedestales, destronemos nuestro yo y volvamonos a quien es nuestra cabeza de autoridad, Jesucristo el Señor. Humillémonos en profundo dolor de arrepentimiento, porque él comienza el juicio por su casa. Han oscurecido el consejo sin entendimiento. Ninguno se ha preocupado por entenderme y conocerme. La gloria de unos y otros ya no esta en conocerme y entenderme a mi, sino en creer que conocen y entienden al hombre. Miradme a mi y reconoced que soy Yo, tu Dios, quien gobierno esta nación. Yo hago mi voluntad y nadie podrá resistirla. Deponed vuestra actitud y regresad a la senda de mi llamado. Os he puesto para que seáis la luz, no las tinieblas. Acaso no entenebrecéis el alma de tus semejantes, sembrando y promoviendo lo que produce contienda. Vuelve a brillar con mi luz. ¡Sal de tu almud! Os he puesto para que seáis la sal no la corrupción sobre la tierra. ¿Acaso no corrompéis el alma de tus semejantes dejando de salar y corroyendo los principios que cual diques contienen los deseos carnales de un país, encendido en pasiones desordenadas.? ¿Cómo podéis seguir a los que dividen y dar la espalda al que une, es decir, a nuestro Señor Jesucristo? Arrepentíos y convertíos a mi. Ven y ponte a cuentas conmigo y te restauraré para que me sirvas en el avance de los propósitos de mi reino en esta nación. Seguirán los tiempos de prueba hasta que vuestros corazones sean purificados, para usarlos limpios en el cumplimiento de mis planes".
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24/3/13: "Cristianos evangélicos venezolanos, mientras nos preparamos para elegir, Dios sigue gobernando esta nación. Aprendan la lección. El año pasado Dios rechazó a sus elegidos. A uno, por quien ustedes votaron mayoritamente y a otro por el que votaron minoritariamente. Ustedes creyeron haber elegido al que era la voluntad de Dios, pero a este ni lo dejo terminar su período presidencial, ni le permitió iniciar el nuevo, para que se sepa en este paí y más entre ustedes que él es quien "quita reyes y pone reyes", que cuando él determina el final de los tiempos y los limites de las fechas, así es; que él no comparte su gloria con los soberbios, humillando y quebrantando a los que con soberbia le suplantan. Arrepientente por tanto y humilla tu corazón delante de quien realmente gobierna a este país, humillate, humillate. Y a ustedes que también creyeron haber elegido a su jóven esperanza, como la expresión de mi voluntad divina, también le deseche porque no es por mano humana que será levantada esta tierra. No vuelvan a equivocarse, esperen en mi. No haré tu voluntad ni la tuya. Solo haré mi voluntad, porque en ella seréis prosperados, no sin angustia pero si con mi paz y mi bienestar.
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No creáis que vuestro voto contaminado con tu propia sabiduría y eclipsado con tu propia prudencia será el instrumento ejecutor de mi voluntad. Ustedes han dejado de serme util, pues, se han profanado sirviendo al hombre y no a mi. ¿Acaso no se han dado cuenta en esos 29 años? Yo he hecho cambios, he hecho conforme a mi voluntad. He quitado presidentes y he puesto presidentes. Dos grandes que pretendieron ser esperanza, los quite, uno por mano de hombres y otro cuyas manos de hombres no pudieron retener. Hubo uno entre ambos, que otros pensaban no debía ser levantado en la casona, pero yo lo puse como reposo para apaciguar y dar una ultima oportunidad de arrepentimiento, antes del quebrantamiento y la humillación. Yo el Señor de toda la tierra he hecho así, y ¿quién ha detenido mis juicios? ¿Quién por más que se ha afanado rodeándose de poder, riquezas y gentes me ha impuesto su voluntad? He aquí, yo hago una cosa y nada me detendrá iglesia idolatra e insensible. Espíritu de estupor, ciega tu entendimiento, enredada estas en tu embotamiento. Me confundes con la fuerza de tu capricho, el latido de tu corazón alejado de mi. Ves y no disciernes, oyes y no entiendes. Todo lo miras y ves según tu mente, pues, de mi mente te has alejado. He desnudado tu carnalidad, tu extensión no es igual a tu profundidad. Más extensa eres que profunda. Te has vuelto impermeable, resbalas mis aguas; resistes mi fuego. ¿Quién quedará en pie? Vuelvete a mi, esposa mía, amada mía, novia mía. Pronto estoy para juzgarte. Vendré a ti con firmeza, espero hallarte ataviada para mi encuentro. Sin mancha y sin arruga, he de encontrarte. Si no es así, lavaré tus ropas hasta blanquearlas".
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En el Getsemaní, Jesús enfrentando su voluntad humana en el Getsemaní, oro "Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya". Lucas 22:39-46. Oremos a nuestra amoroso Padre celestial, esa sencilla oración escuela: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Lucas 11:2". Todos los que estén de acuerdo con esta oración, cópiela y escribala tanto debajo de este comentario, como en su propio muro y hagamos acuerdo en esto. La promesa divina dice que si dos nos pusiéremos de acuerdo acerca de cualquiera cosa que pidamos, Dios lo hará. Hagamos este gran acuerdo por amor a Dios y a sus propósitos para nuestra nación