jueves, 31 de marzo de 2011

¡MAL CARACTER!


Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.
El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta.
Descubrió que era más fácil controlar su carácter durante todo el día.
Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta.
Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: "Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves".
Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero el modo cómo se lo digas lo devastará y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como la ofensa física. Los amigos son joyas preciosas. Nos hacen reír y nos animan a seguir adelante. Nos escuchan con atención y siempre están dispuestos a abrirnos su corazón. Tenlo siempre presente.

"QUÍTENSE DE VOSOTROS TODA AMARGURA, ENOJO, IRA GRITERÍA, Y MALEDICENCIA. ANTES SED BENIGNOS UNOS PARA CON LOS OTROS, MISERICORDIOSOS, PERDONÁNDONOS UNOS A OTROS, COMO DIOS TAMBIÉN OS PERDONÓ A VOSOTROS EN CRISTO" (EFESIOS 4: 31-32) 

martes, 22 de marzo de 2011

FACEBOOK..... MOSCA


Muchos fraudes, extorsiones, secuestros y abusos han tenido su origen en las redes sociales de Internet. El mundo perfecto en el que todos son amigos, comparten fotos, se cuentan las vacaciones y anuncian sus planes también está abierto a ojos intrusos con otras intenciones.
Aunque hay llaves y mecanismos de seguridad, comunidades virtuales como Facebook , Hi5, Tuenti o MySpace tienen puertas traseras por las que la información privada puede llegar a terceros que la utilicen con fines ilícitos poniendo en riesgo la seguridad personal.

“Las redes sociales tienen lamentablemente accesos para muchos usuarios a la información que se cuelga”
, dijo a dpa Jaquelina López Barrientos, especialista de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En varios países se han dado casos de secuestros, robos y extorsiones en los que los delincuentes conocían información que estaba colgada en redes sociales.
“Y aun cuando se tienen formas de dar permisos de qué usuarios o qué amigos son a los que acepto, tenemos la situación de que entra el amigo del amigo, de quien no sabemos cuáles sean sus fines o sus intenciones”, señaló.
“También hay puertas traseras que nos dan la oportunidad de ingresar, sobre todo, por ejemplo, situaciones en las cuales los usuarios, cuando terminan de utilizar alguna aplicación, su correo, la página correspondiente a la red social, no cierran la sesión, sino que simplemente cierran la ventana y la sesión queda abierta”.
Según explica López Barrientos, “al quedar al aire libre, es factible que alguien que tenga una aplicación tipo pishing, que anda pescando, encuentre este tipo de sitios y a partir de ahí ingresa”.
En varios países se han dado casos de secuestros, robos y extorsiones en los que los delincuentes conocían información que estaba colgada en redes sociales.
Una resolución sobre protección de la privacidad en redes sociales adoptada en 2008 por 37 países en Estrasburgo alertó que los datos personales incluidos en los perfiles de las redes sociales pueden filtrarse fuera de ellas cuando son indexados por los buscadores.
Los datos pueden servir no sólo para delitos como el secuestro o la extorsión, sino también para suplantación de identidad, pornografía o abusos sexuales, fraudes bancarios y otros más.
López Barrientos conoció el caso de un niño de 11 años secuestrado, en el que los captores utilizaron datos obtenidos a través de una red social. “La extorsión que se les hizo a los papás -’sabemos que tienen esta propiedad o sabemos que se cuenta con esto’- fue hecha con información que aparecía ahí”.
Según el especialista argentino Fabián Chiera, dedicado a temas de seguridad de la información en Internet, “la red social es un claro ejemplo de que la gente todavía no tiene suficiente conciencia de la información que está exponiendo”.
Por un lado se están sacando leyes para proteger nuestra información personal, y por otra la estamos colgando en todos los sitios de las redes sociales. Somos nosotros mismos los que veces no nos damos cuenta”, dijo a dpa.
Chiera señaló que esto no quiere decir que haya que abandonar las comunidades virtuales, un fenómeno que ha tenido un crecimiento explosivo en los últimos años, sino que hay que usarlas conscientes de los riesgos y midiendo bien qué información se hace pública.
“Mi grupo de amigos, en determinado ámbito, no son 300 millones a nivel mundial. Hay que saber diferenciar bien qué persona forma parte de tu ámbito y cuál es un conocido que llega a través de otro”.
En varios países se han dado casos de secuestros, robos y extorsiones en los que los delincuentes conocían información que estaba colgada en redes sociales.Crédito: picture alliance / Arco Images GmbH
“Las redes sociales permiten encontrar a gente que hace años que no ves, ver las fotos de la escuela a la que ibas en la primaria, pero también se expone mucha información que se puede usar con diferentes fines”.
El factor psicológico influye en la vulnerabilidad. Los usuarios muchas veces se exponen más de la cuenta por una necesidad de comunicarse y compartir cosas que no pueden compartir con otros en la vida real.
“Se baja bastante la guardia”, afirmó Jorge Álvarez Martínez, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.
“Hay mucha gente que está más segura comunicándose y haciendo cualquier cantidad de cosas por estas redes sociales que en vivo o presencialmente. Entonces esto ha generado toda una serie de situaciones en las que incluso se aplica el chiste de “¿tienes vida o tienes Facebook?”.
Y Chiera afirma: “Aquel que quiere robarnos información lo que hace es buscarnos, contactarnos, añadirnos y empezar a escribirnos para ganarse la confianza. Es lo que nosotros llamamos ingeniería social. Con el correr del tiempo, unos días, nos manda un archivo, otro, seguramente alguno con algún código malicioso que va a utilizar para acceder a nuestra máquina”.
“¿Todo por qué? Porque nosotros queríamos que eso sucediera, y le facilitamos todo el camino a la otra persona”.
Según la ingeniera López Barrientos, no hay manera de blindar por completo las comunidades virtuales, pero sí de tomar precauciones.
“Es como un coche: le pueden poner una serie de seguros, de bastones, de candados y claro, eso le va a dificultar a un posible ladrón el llevarse el coche. Seguramente el asaltante dirá: no, este tiene 20 candados, me llevo el que nada más tiene dos porque esos son más facilitos de abrir, pero no significa que el que tiene 20 sea infalible”.

domingo, 20 de marzo de 2011

¡Ahora tu! ¡Ahora yo!



D
os hermanitos en puros harapos, muy pobres, uno de cinco años y el otro de diez, iban pidiendo un poco de comida por todas las casas de un barrio, muy conocido de una ciudad venezolana.  Estaban muy hambrientos, pero lo único que escuchaban, cada vez que tocaban una puerta, era “vayan a trabajar y no moleste…” “aquí no hay nada, pordioseros...”, “busquen a su papá para que les dé de comer”, “donde está la mamá de estos descarados…”.  Las múltiples tentativas frustradas entristecían a los niños, pero por fin, una señora muy atenta les dijo: “¡Voy a ver si tengo algo para ustedes... Pobrecitos!”. Al cabo de unos minutos volvió con una lata de leche.
¡Qué fiesta! Ambos se sentaron en la acera. El más pequeño le dijo al de diez años: “tú eres el mayor, toma primero... y lo miraba con sus dientes blancos, con la boca medio abierta, relamiéndose”.
 La señora que había regalado la leche a los niños, miraba desde el interior de su casa, a través de; una pequeña ventana que tenía. Contemplaba la escena entre sorprendida y consternada...
¡Si vieran al mayor mirando de reojo al pequeñito…! Se llevaba la lata a la boca haciendo de cuenta que bebía, apretaba los labios fuertemente para que no entrara ni una gota de leche. Después, extendiéndole la lata, decía al hermano: “Ahora es tu turno. Sólo un poquito.”
Y el hermanito, dando un trago exclamaba: “¡Está sabrosa!” “Ahora yo”, decía el mayor. Y llevándose a la boca la latita, ya medio vacía, no bebía nada. “Ahora tú”, “Ahora yo”, “Ahora tú”, “Ahora yo”...
Y, después de tres, cuatro, cinco o seis tragos, el menorcito, de cabello ondulado, barrigoncito, con la camisa afuera, se tomó toda la leche, él solito. Esos “ahora tú”, “ahora yo” me llenaron los ojos de lágrimas... Y entonces, sucedió algo que me pareció aún más extraordinario. El mayor comenzó a cantar, a danzar, a jugar fútbol con la lata vacía de leche.  Estaba radiante, con el estómago vacío, pero con el corazón rebosante de alegría. Brincaba, con la naturalidad de quien no hace nada extraordinario, o aún mejor, con la naturalidad de quien está habituado a hacer cosas extraordinarias sin darles la mayor importancia. De aquél muchacho podemos aprender una gran lección: “Quien da es más feliz que quien recibe”. Es así como debemos amar. Sacrificándonos con tanta naturalidad, con tal elegancia, con tal discreción, que los demás ni siquiera puedan agradecernos el servicio que les prestamos.
¿Como podrías hoy encontrar un poco de esta “felicidad’ sino haciendo que la vida de alguien sea mejor”? Pues adelante, levántate y haz lo que sea necesario.








































































































































viernes, 4 de marzo de 2011

¿QUE CLASE DE PERSONAS VIVEN AQUÍ?

Hola, quiero compartir una interesante historia que mi amigo Lorwan que vive en Guatemala me envió al correo electrónico, espero que la disfruten...


"Después de caminar varios días por el desierto, un joven se acercó a un oasis para beber agua.  En ese mismo lugar se encontraba un anciano, el joven le preguntó: 

¿Qué clase de personas viven en este lugar? – el anciano respondió: - ¿Qué clase de personas vivían en el lugar de donde tú vienes?  El joven replicó: - Un monton egoístas y malvados , mentirosos y todo eso, estoy encantado de haberme salido de allí.  El anciano le contestó:  

-       pues, aqui vive el mismo tipo de gente como de donde tu vienes!! - el joven se marchò desilucionado.

Pocos dias despues otro joven que venia de camino se acercó a beber agua al oasis, y viendo al mismo anciano le preguntó:

¿Qué clase de personas viven en este lugar? – El viejo contestó con la misma pregunta: que al joven anterior - ¿Qué clase de personas viven en el lugar de donde tú vienes? – El joven respondió: - Ahh un magnifico grupo de personas honestas, amigables, hospitalarias, realmente muy especiales, me duele mucho haberlas dejado. – El viejo le respondió:

-        pues, aqui vive el mismo tipo de gente como de donde tu vienes!! el joven se quedo a vivir alli.

Un hombre que había escuchado ambas conversaciones preguntó al viejo: - ¿Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma pregunta?

A lo cual replicó el anciano:

...Cada uno lleva dentro de sí mismo lo que quiere a su alrededor. Aquel que no encontró nada bueno en el lugar donde vivìa, hallarà lo mismo a donde quiera que llegue. Porque a decir verdad, la actitud es muy importante en la vida, ....yo soy el dueño de mi actitud, yo puedo decidir que tipo de gente vive aqui!!".